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Putin suelta lastres del pasado

Ingo Mannteufel / JAG20 de diciembre de 2013

A pesar de la amnistía de las activistas de Pussy Riot y del indulto de Jodorkovski, el presidente ruso, Vladimir Putin, se encuentra más fuerte que nunca, opina Ingo Mannteufel.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Durante una conferencia de prensa de más de cuatro horas, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, confirmó que las activistas de Pussy Riot se podrán acoger a la ley de amnistía aprobada días antes por la Duma. La misma ley rige para el grupo de acusados por los desórdenes de mayo de 2012 en la plaza Bolotnaja. Su liberación se espera próximamente y también los activistas de Greenpeace del Artic Sunrise serán redimidos.

¿Indulto para Jodorkovski?

Pero la gran sensación llegó después de la larga -y en parte aburrida- conferencia de prensa, con la que Putin despide el año político. El presidente ruso informó del indulto del ex director de Yukos, Michail Jodorkovski, que pasó en prisión desde hace más de diez años, después de haber presentado la correspondiente solicitud.

Con ello, Putin desvirtúa uno de los punto centrales de los reproches a su gobierno en los últimos años.

Tanto el encarcelamiento de Jodorkovski, como el de Pussy Riot o los activistas del Artic Sunrise fueron duramente criticados. Sobre todo en Occidente. Eran el símbolo de una justicia arbitraria en el país y uno de los mayores impedimentos para una mejor cooperación con Rusia.

El factor Sochi

Coincidir con Occidente ahora, tiene seguramente algo que ver con los Juegos Olímpicos de Sochi en febrero de 2014. El presidente Putin quiere publicitar la imagen de Rusia y mostrar la mejor cara del país. Pero desde hace años, su persecución contra opositores políticos tan criticada por políticos occidentales se interpone en su camino.

Ingo Mannteufel
Ingo MannteufelImagen: DW

Sin embargo, también sería falso pensar que la presión occidental o la debilidad de Putin es lo que le ha obligado a ser benigno con Jodorkovski, Pussy Riot o la tripulación de activistas. El motivo principal es otro: Vladimir Putin se encuentra este año en su mejor momento en el plano nacional e internacional y desde su posición de fuerza quiere soltar viejos lastres.

La cumbre del poder

Snowden, Siria y Ucrania son los grandes éxitos de Putin en política internacional en 2013. Su poder en el interior del país cuenta con más apoyo que nunca. No sólo tiene en su poder al Estado, sino también la mayoría de los agentes económicos y los medios. Con su ideología social de corte nacional-conservadora, ha encontrado un programa que cuenta con el apoyo de una clara mayoría de la sociedad rusa. Eso le aseguraría una base estable para su mandato, incluso aunque un estancamiento económico le obligara a reducir las políticas sociales.

La posición de Rusia como salvaguarda de los valores tradicionales y conservadores actúa incluso en el plano internacional como un valor añadido de Rusia. Durante años, Occidente abogó por los valores europeos frente a Rusia. Pero Putin ha conseguido darle la vuelta a la tortilla con su interpretación archiconservadora de los valores cristianos tradicionales. Según su visión, es Occidente el que traicionó esos valores tradicionales, con su liberalismo y tolerancia con las minorías sexuales. Con eso, Putin ha conseguido desarrollar una política específica rusa, que por primera vez desde la caída de la Unión Soviética funciona tanto dentro como fuera.

Ante este escenario, con la amnistía y el indulto de antiguos rivales políticos, Putin se despega de reliquias innecesarias del pasado. Los afectados saldrán libres en breve. Jodorkovski, por ejemplo, en agosto y la activista de Pussy Riot Tolokonnikova en marzo de 2014. Si sucede antes, Putin ganaría incluso más puntos en este año tan exitoso. Aunque eso no signifique un cambio político.