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Cocinar con el sol

23 de febrero de 2010

Tres mil millones de personas utilizan plantas, estiércol o madera como combustible. Una práctica dañina para el clima. Las cocinas solares pueden remediarlo. En caso de catástrofes, también pueden salvar vidas.

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El hornillo solar concentra la radiación del sol para generar calor. Existen casi 200 modelos diferentes.Imagen: cc/Ben Tubby

Haití en estos días: miles de personas buscan alimentos, ropa y agua potable. En muchos lugares, sin embargo, el terremoto ha destruido los conductos. Además, la proliferación de bacterias amenaza con contaminar el agua que brota de las fuentes. Sólo el agua hervida es segura, pero cocinar en Haití en las actuales circunstancias es harto complicado. La madera necesaria para alimentar el fuego es muy cara o, simplemente, reunirla supone un enorme esfuerzo. "El 97% de los bosques han desaparecido. Las mujeres se pasan horas enteras buscando madera", explica Hans Milchbauer, de la asociación EG Solar, que supervisa proyectos para la instalación de hornillos solares en todo el mundo. Ahora recauda donaciones para aumentar el envío de equipos hacia Haití.

Pero los hornillos solares no son útiles solamente en Haití. En muchos países en vías de desarrollo, pueden mejorar las condiciones de vida. Y, de paso, contribuir a la protección del clima. Hay que tener en cuenta que el 17% de las emisiones globales de CO2 proceden de los fuegos caseros alimentados con estiércol, restos de plantas o madera.

Lumbres que provocan 1,5 millones de muertos

Vorführung eines Solarkochers in Indien
Demostración del funcionamiento de una cocina solar en un pueblo de la India.Imagen: Elisabeth Pongratz

Unos 3.000 millones de personas en todo el mundo dependen de esos combustibles. La tala de bosques para obtener leña aumenta la erosión y enloda los ríos. Además, reunir la madera cuesta tiempo. Un tiempo que se deja de invertir en trabajar para llevar dinero a casa. Por otro lado, el hollín que genera el fuego contamina el aire. Según un estudio elaborado en Suecia, la nube de humo y niebla ("smog") que cada invierno cubre el sureste asiático tiene su origen, sobre todo, en la combustión de los fuegos de leña. Una lumbre mortal: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,5 millones de personas muere cada año por enfermedades respiratorias provocadas por la quema de madera.

Centenares de iniciativas pretenden extender el uso de hornillos solares en todo el mundo. Muchas de estas iniciativas trabajan desde Suiza, Austria o Alemania. También las administraciones públicas han iniciado numeroso proyectos. Sin embargo, el millón de aparatos actualmente en servicio es insuficiente. Según la Solar Cookers International Association (SCIA), la demanda actual asciende a 300 millones de hornillos sólo en Asia.

"La tecnología está desarrollada y el potencial de protección del clima es elevado. Pero todavía falta una amplia aceptación", afirma Marlies Kees, de la Sociedad de Cooperación Técnica (GTZ, por las siglas en alemán). A muchos proyectos les falta un marketing profesional. Además, es importante disponer de una amplia supervisión sobre el terreno. "Las personas precisan de un interlocutor que disponga de los repuestos que sean necesarios y motive a seguir utilizando los hornillos", explica Hans Milchbauer. Muchos se dejan convencer en un primer momento, pero tras poco tiempo vuelven a pasarse al fuego de madera.

La "Kyotobox", especialmente sencilla

Los casi 200 modelos existentes abarcan un espectro que va desde grandes hornillos con espejos parabólicos orientables hasta las variantes más sencillas, como la "Kyotobox", hecha con cajas de zapatos y papel de aluminio. Eso sí, todos los modelos siguen el mismo principio: la luz del sol se proyecta sobre una superficie negra que se caldea. Un aislamiento se encarga de que el calor no desaparezca. La tecnología, sin embargo, no es aplicable en todas partes. Por ejemplo, no es adecuada en aquellas regiones con poco sol. Tampoco en los lugares donde tradicionalmente no se cocina al aire libre o donde no hay una acusada escasez de material combustible. "En esos lugares, a menudo tiene sentido combinar los hornillos solares con hornos de bajo consumo energético", dice Willington Ortiz, del Instituto Wuppertal, que investiga el uso de hornillos solares.

En cambio, su utilización resulta un éxito en altiplanos sin árboles con una fuerte radiación solar. Es decir, en regiones como los Andes, Tibet, Nepal, Mongolia y parte de China, donde funcionan ya 600.000 hornillos solares. Pero el mayor potencial se encuentra, según SCIA, en la India, donde el Gobierno promueve los hornillos solares en el marco de una iniciativa nacional en favor de la energía solar, especialmente en las aldeas y en el campo.

Scheffler-Parabolspiegel in Muni Seva Ashram
Espejos parabólicos en Muni Seva Ashram, en la India. Los escolares se alimentan con la comida cocinada en hornillos solares.Imagen: Elisabeth Pongratz

El primer "pueblo libre de humo" de la India

También las empresas han sabido ver el potencial de las cocinas solares. La compañía Gadhia Solar se ha convertido en el mayor fabricante mundial de cocinas solares, con las cuales transforma las aldeas de la India: en Bysanapali, en el Estado de Utta Pradesh, el humo ha desaparecido. Ahora sólo se utilizan hornillos solares. Otras veinte aldeas han mostrado su interés. Gadhia Solar también construye grandes instalaciones, por ejemplo para templos y hospitales. Los hasta ahora dieciocho grandes proyectos en marcha ahorrarán hasta 2012 4.000 toneladas de CO2, aproximadamente las emisiones que generan anualmente 3.600 personas en la India.

Pero si existe un lugar donde hay especiales motivos para la esperanza, ése es Muni Seva Ashram, en el Estado de Gujarat. Los escolares se alimentan con la comida cocinada en hornillos solares. Exactamente el enfoque que faltaba hasta ahora: "Sería tan importante integrar el uso de cocinas solares en las escuelas y universidades", afirma Marlies Kees. "Se necesitará una generación para cambiar las conductas. Es por ello que se debería empezar tan pronto como sea posible".

Autor: Torsten Schäfer
Redacción: Emili Vinagre