Berlín: mucho que ver
8 de junio de 2006
En plena consonancia con el espíritu de los años veinte, en los que la gran metrópoli del esparcimiento y la vanguardia cantaba a la tolerancia en sus numerosas salas de cabaré, Berlín envuelve hoy al visitante en un ambiente distendido y cosmopolita empapado de cultura y de ocio. Y más en verano.
Todos a la calle
El dinamismo cultural de la ciudad late todavía más fuerte con la llegada del calor. Como alternativa a la pausa veraniega de teatros y salas de conciertos, los festivales invaden las calles de un Berlín que de pronto se torna rico en imágenes y sonidos. De todos ellos, el más completo sea quizá el de la Isla de los Museos (no dejen de visitar el de Pérgamo), cuyo programa incluye música, ópera, grandes fiestas y un tentador cine de verano. Pero la nota de color la pone todos los años Kreuzberg, un barrio turco lleno de vida y música.
¿Y la cerveza?
La llegada del buen tiempo hace que surjan terrazas y biergarten en los lugares más insospechados que invitan a disfrutar de una refrescante cerveza por un precio todavía módico para los parámetros europeos. Por citar dos muy famosos: el Prater en la Kastanienallee o el Café am neuen See, en pleno Tiergarten. Mientras tanto, los amantes del buen vino a precio popular acuden cada tarde a la Weinerei de la Veteranenstrasse, una bohemia vinería en la que el precio lo fija el cliente en función de lo que ha bebido. ¿Turista de cóctel y playa? Saboree un daiquiri a la sombra de una palmera, con chapuzón incluido, en uno de los ya habituales bares al aire libre a la orilla del Spree...
No sólo de fútbol vive el hombre
Vale la pena perderse por Berlín y adentrarse en una ciudad original y variopinta que aglutina pasado y presente de forma intensa y extraordinaria. Del socialismo de la Karl-Marx-Allee al fervor capitalista de la Potsdamer Platz, del lujo asiático del KaDeWe al encanto de sus populares mercadillos, de las callejuelas del barrio judío a las grandes avenidas, del bullicio turco a la sobriedad prusiana: todo tiene cabida en una ciudad que contempla con dignidad su historia de luces y sombras y que en verano de revoluciona. Sea usted como sea, encontrará su sitio en Berlín, como tantos que antes llegaron… y se quedaron.