1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Amargo empate entre Alemania y Holanda en "duelo de los duelos"

José Ospina Valencia15 de junio de 2004

Alemania jugó, luchó y convenció. El 1 a 1 fue amargo pero justo. El alto nivel del juego demostró la buena madera del fútbol europeo. Ahora la cita es el sábado 19 contra Letonia, perdedora contra la República Checa.

https://p.dw.com/p/5Bqv
El mediocampista Torsten Frings se lució en Porto.Imagen: AP

El Estadio del Dragón parecía estar en plena Amsterdam, treinta mil hinchas holandeses acompañaron a su equipo y "sólo" 10 mil alemanes alcanzaron a llegar a Porto a vivir este clásico. El trigésimo sexto de la historia de la rivalidad futbolística entre ambos países que como buenos vecinos "se odian y se quieren".

El mar agitado de color naranja en que habían convertido los holandeses El Dragón amainó como por orden divina. ¿Qué había pasado? Alemania se había apuntado el primer gol a los 29 minutos de la primera parte. La vocería la tomaron entonces los seguidores alemanes. Los "oranje" enmudecieron por largo rato. Con el inicio del segundo tiempo las fuerzas parecían haberse recuperado y El Dragón volvió a rugir en holandés cuando en el minuto 81 su equipo metió su propio gol.

Euro2004 Teil2 Team Niederlande
El equipo holandésImagen: AP

Cerveza, pizza y fiesta semiaguada

En Alemania las calles quedaron desiertas desde las primeras horas de la tarde. Las compras de cerveza se dispararon y no fueron pocos los que ordenaron una pizza. Los gritos salían por puertas y ventanas cada vez que Alemania se acercaba al área de fuego naranja.

"Este duelo siempre ha puesto en ebullición al mundo del fútbol. En las buenas y en las malas", dijo el icono holandés Johan Cruyff en tono clerical, al margen del partido jugado hoy en Porto, al norte del país luso. Cruyff sabe de qué habla, él mismo jugó varias veces contra Alemania. Pero los humores no estaban hirvientes sólo en La Haya y en Berlín. Los muy reservados suizos hablan ahora de "La guerra de los treinta años". La cuenta se hace entre 1974 y 2004.

Noventa minutos de buen fútbol

Con ello se refieren a la amarga derrota que le infringió Alemania a los naranjas que en el Mundial de 1974 perdieron por 1 a 2. En aquella ocasión Holanda parecía tener todas las cartas en la mano cuando los alemanes sacaron el as. "Noventa minutos de odio" , titularon algunos diarios aquel encuentro que se convirtió en el comienzo de la disputa que dura ya tres décadas.

Philipp Lahm, el defensor izquierdo de la escuadra alemán, tenía sólo siete años cuando su jefe Rudi Völler fue escupido en el campo de jugo por su contendor holandés Frank Rjkaard. En esa ocasión se jugaban los cuartos de final del Mundial 1990. "Todo el mundo sabe qué pasó aquella vez, hoy tuvimos la oportunidad de demostrar que se puede jugar limpio y bien", dice Lahm a los reporteros. Huub Stevens, el nuevo entrenador holandés del FC Köln alemán lo había predicho: "No será un partido del odio".

Rudi Völler mit Papkameraden
Rudi Völler, uno de los arquitectos de la recuperación delImagen: AP

Los tiempos han cambiado

Y en efecto, hoy se sintió que los tiempos han cambiado a favor de la "humanización" del fútbol, por lo menos, de los encuentros entre Holanda y Alemania. Tanto holandeses como alemanes parecen haber transformado las experiencias negativas de sus predecesores en energía positiva.

Sin duda, "los alemanes tuvieron el mejor desempeño desde el Mundial 2002", en donde se coronaron vicecampeones. Los ejercicios preliminares de concentración de Oliver Kahn valieron la pena. Kahn salió cuando había que salir y cazó el balón con certeza y tranquilidad de budista. Y eso que hoy tenía toda la razón para estar eufórico: Kahn celebraba hoy su trigésimo quinto cumpleaños.