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"Crisis superable"

Juan D. Montoya Alzate (EL)17 de noviembre de 2014

Entrevista con Ariel Ávila, una de las voces con más peso para hablar sobre las FARC, en momentos de crisis en La Habana.

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Kolumbien Präsident Juan Manuel Santos und General Ruben Dario Alzate Mora
Imagen: imago/Xinhua/Colombian Presidency

El congelamiento de la negociación que desde hace dos años adelantan el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC en Cuba no es la más grande amenaza para el proceso de paz colombiano. Al menos así lo considera Ariel Ávila, uno de los investigadores que mejor conoce al grupo guerrillero, para quien es la desconfianza de la opinión pública ante el proceso lo que debería preocupar a las partes.

Para el politólogo y asesor en temas de conflicto armado, no es responsable con la mesa de diálogo que ante la coyuntura creada por el presunto secuestro del General se establezcan comparaciones con experiencias fallidas del pasado. “Una vez liberen al General, esto se reanuda”, dijo en entrevista con la DW.

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Deutsche Welle: ¿Cuál es su lectura de la suspensión de la mesa de diálogo por parte del gobierno colombiano?

Ariel Ávila: Esta crisis de la Habana no es comparable con el Caguán (1998-2002) o con Tlaxcala (1992). El ritmo de negociación iba bien. El problema es que ocurren este tipo de hechos y obviamente se causa un efecto impresionante, pero hay que tener mucho cuidado a la hora de comparar. Resulta complicado para los que están en La Habana saber qué hacen o qué no hacen cada una de sus estructuras. Aquí el problema grave, más que la negociación, es la opinión pública. Una opinión pública escéptica, desconfiada, que no apoya mucho el proceso de paz, y un gobierno y unas FARC que dan herramientas a la oposición y a esa opinión pública para que sigan desconfiando.

¿Por qué cree usted que la opinión pública no está apoyando el proceso?

La mayoría de la población vive en las 20 principales ciudades del país, y a excepción de Medellín y Neiva, nunca ha habido combates en estas ciudades. Es una población que no siente la necesidad de la paz como algo supremamente necesario. Y lo segundo es que desconfía por todo el discurso que hubo durante la época Uribe. Todos los desmanes ocurrieron con las FARC, entonces no confían en esto. Eso lleva a que, según las últimas encuestas, la población colombiana quiere la paz pero a cambio de nada. Busca como una capitulación.

¿Se puede comparar esta “suspensión” con la “pausa” que decretó las FARC en agosto del año pasado?

Esta nueva crisis se da por un factor externo, que hay un secuestro, pero es una crisis fácilmente superable. Una vez liberen al General esto se reanuda. La del año pasado fue una pausa debido a que las negociaciones no avanzaban. Eso sí es una crisis de negociación.

A pesar del impasse el gobierno asegura que nunca antes se había avanzado tanto en un proceso de paz con las FARC…

Las negociaciones van a buen ritmo pero aquí en el país las cosas no van tan bien. En Irlanda las negociaciones tardaron cinco años, aquí llevamos dos. El ritmo está bien pero la sociedad comienza a desesperarse. El tema ha sido muy mal manejado comunicacionalmente. El presidente prometía que los diálogos terminarían el año pasado, ahora que este año no pero que el otro año sí… Yo concuerdo con la Conferencia Episcopal en este punto: cuando en junio las FARC lanzaron una gran ofensiva, monseñor (Luis Augusto Castro) decía: “arremetidas como esta, muchas; procesos de paz como este, solo uno solo”.

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¿Cuál es su opinión sobre los puntos de la agenda que faltan por negociar?

El tema grave que se viene es la justicia transicional. Ese va a ser el tema complejo. Los demás temas eran difíciles pero superables. Ahí sí es el tema de cuánta cárcel va a haber, y cuantos delitos van a tener que confesar. Toca directamente los intereses personales de las guerrillas. Los temas de tierras y participación política son concesiones que la sociedad le hace a las FARC, pero la justicia transicional es directamente el tema de cárcel: ¿Cuánta van a pagar? ¿Habrá o no habrá cárcel? ¿Qué tanta verdad va a haber del Estado y la guerrilla?

¿Por qué Santos suspende ahora las negociaciones de paz?

¿Cómo ve las propuestas para refrendar los acuerdos? Las FARC proponen una asamblea constituyente, un punto que paradójicamente también está persiguiendo la oposición encabezada por el expresidente Álvaro Uribe.

Hay tres formas de refrendar esto: un referendo, una asamblea constituyente o que lo apruebe el Congreso. Al día de hoy, lo mejor es que lo apruebe el Congreso. La Asamblea Constituyente es una locura que no debería hacerse. El referendo esta difícil, pero cuando llegue y la paz esté firmada, esa emoción del momento ayudará a que sea votado positivamente.

¿En qué estado se encuentran hoy las FARC?

No veo la posibilidad de una derrota militar. Estamos lejos de eso pero sí hay una debilidad manifiesta. Es decir, hay un gobierno que tiene una gran ventaja, sobre todo en temas aéreos, lo que ha llevado a que las FARC adopten una movilidad constante, una guerra de guerrillas sin posibilidad de concentrar tropas, optando por ataques de mano, uso de explosivos masivos. Veo a las FARC más en el trabajo político que en el tema militar, preparando la transición, lo cual ha llevado a que el ritmo de las acciones armadas descienda, a que las FARC lleven muchos cuadros vestidos de civil a las regiones.

¿Cuántos combatientes tienen?

Es un cálculo difícil. Yo creo que las FARC ahora deben tener unos 10 mil u 11 mil hombres en armas, pero cuando llegue el momento se van a desmovilizar por ahí 30 mil, por sus milicianos y redes de apoyo.