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Entra en vigor el Tratado de Comercio de Armas

Alexander Drechsel (ERS/ERC)24 de diciembre de 2014

La industria armamentística alemana aplaudió expresamente el Tratado sobre Comercio de Armas sellado por la ONU y su entrada en vigor este 24 de diciembre.

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Imagen: Timothy a. Clary/AFP/Getty Images

Se podría pensar que los productores de armamento deberían resistirse cuando se reglamenta el comercio mundial de estos productos bélicos. Pero la industria armamentística alemana ha reaccionado de una manera muy diferente: “Consideramos que el Tratado de la ONU sobre Comercio de Armas, conocido por la sigla ATT, es un instrumento importante, reconocido a nivel mundial, que ojalá conduzca a restringir el comercio incontrolado de armas”.

Así lo indicó en entrevista concedida a DW el gerente de la Asociación Federal de la Industria Alemana de Seguridad y Defensa, Georg Wilhelm Adamowitsch. Manifestó, no obstante, su convicción de que el tratado, que entró en vigor este 24 de diciembre, no tendrá efectos directos para los productores alemanes. La razón, a su juicio, es simple: las leyes alemanas para la exportación de armas y material militar son considerablemente más estrictas que las del ATT.

Esa apreciación es compartida también por uno de los mayores críticos de la política alemana de exportación de armamento, el parlamentario Jan van Aken, de La Izquierda. “Los estándares del ATT son tan bajos que no habrá ninguna exportación de armas que se vea restringida” en Alemania, indicó. De todas formas, consideró que el tratado es un paso positivo: “Por primera vez tenemos una regulación a nivel mundial en lo tocante a la transferencia de armamento”. Pero abogó por seguir negociando para “elevar los estándares del ATT”.

Jan van Aken
Jan van AkenImagen: Jan van Aken

Los puntos débiles

Cuando se dio luz verde al tratado, con el apoyo de una abrumadora mayoría de los países de la ONU, los comentarios eran más eufóricos. Se habló de un acuerdo “histórico” y de un “hito”. Sin embargo, hubo quienes advirtieron que el tratado no contempla sanciones para quienes lo vulneren. También se puede guardar silencio sobre algunas exportaciones por razones de seguridad nacional.

Por otro lado, hay algunas reglas establecidas: los países signatarios no podrán exportar armas de guerra, municiones ni determinadas piezas si la ONU ha impuesto un embargo contra el país receptor o si el material suministrado será utilizado para cometer genocidio o crímenes contra la humanidad.

Sin embargo, tras definir esta prohibiciones, el texto se vuelve más vago: si con las armas suministradas se pudiera socavar la paz, el derecho internacional humanitario o derechos humanos básicos, se deberá realizar un estricto control de la planeada exportación. Lo mismo vale cuando haya peligro de que las armas en cuestión puedan caer en manos de terroristas o de bandas criminales que operan a nivel internacional. No hay, sin embargo, una prohibición tajante de efectuar las exportaciones.

Misión imposible

Numerosos ejemplos demuestran que revisar y controlar el destino de las armas es prácticamente imposible. Un gran problema es, por ejemplo, el largo tiempo que las armas y las municiones siguen siendo utilizables. Cuando se vendieron misiles antitanques germano-franceses a Siria en los años 70, era imprevisible que casi 40 años después se apoderarían de ellas los yihadistas y serían empleadas contra aliados de Occidente en la guerra civil.

En suma, no extraña que Adamowitsch y Van Aken tengan la misma opinión: el ATT no tendrá efectos concretos en las exportaciones alemanas de armamento. El tratado es vinculante de momento para 57 países, entre ellos Alemania. Otros grandes exportadores de armas, como Rusia y China, no lo han suscrito.