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El rostro joven de las protestas masivas

Evan Romero-Castillo (DZC)11 de octubre de 2014

Los conflictos sociales que sacuden al mundo desde hace un lustro tienen aspectos en común: la frustración de la juventud y las clases medias hace estallar las protestas, y la interconectividad le echa más leña al fuego.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Muchas de las manifestaciones masivas de descontento popular que han tenido lugar alrededor del mundo en los últimos años han sido catalizadas por sucesos puntuales e inesperados, como la inmolación del tunecino Mohamed Bouazizi el 17 de diciembre de 2010. Presa de la impotencia por su precaria situación económica y los abusos policiales de los que había sido objeto, el joven mercader se quemó públicamente a lo bonzo sin intuir que su suicidio daría pie a las revueltas con que comenzó la “primavera árabe”.

Pero quienes estudian el fenómeno de los conflictos sociales ven más allá de los detonantes circunstanciales para comprender mejor los factores que propician las grandes movilizaciones a escala internacional, las reacciones de los Gobiernos democráticos –no siempre acordes con el Estado de derecho– y la influencia que estos careos ejercen sobre los regímenes. Ese fue el objetivo del coloquio realizado este viernes (10.10.2014) en el Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA).

Secuelas políticas tangibles

“Las protestas son muy diversas. En unas se demanda más justicia social, por ejemplo, y en otras se proponen proyectos más complejos, concepciones alternativas de democracia. Desde las plazas abarrotadas de ciertas urbes se ha exigido que el ejercicio de la alta política no se restrinja a las sedes del Ejecutivo o del Parlamento y que se le devuelva el carácter deliberante a los lugares de debate público, aludiendo a las ágoras de la Grecia antigua”, señaló la socióloga Donatella della Porta, una de los ponentes del evento celebrado en Hamburgo.

“En Europa, el efecto de esas manifestaciones se refleja en el remozamiento de partidos que antes eran muy débiles o en el surgimiento de nuevos grupos políticos que lograron influir sobre la opinión pública. El auge de Syriza en Grecia y de Podemos en España es producto de las protestas de 2011 contra las severas medidas de austeridad impuestas por Bruselas como respuesta a la debacle fiscal de los países más afectados por la crisis financiera. Estas son nuevas mediaciones”, acotó la experta del Instituto Universitario Europeo de Florencia.

La interconectividad y el auge de las clases medias

“El denominador común de las protestas masivas en tiempos recientes es la interconectividad como elemento facilitador”, sostuvo Antônio Sampaio, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), con sede en Londres. “En los países latinoamericanos económicamente más robustos, el acceso a Internet y el uso de las redes sociales les permitió a las nuevas clases medias coordinar acciones para manifestar su insatisfacción sin necesidad de integrarse formalmente a entidades políticas o sociales tradicionales”, explicó Sampaio.

“En las economías emergentes de América Latina, decenas de millones de personas salieron de la pobreza y engrosaron las filas de la clase media en la última década, pero no han visto cumplidas las expectativas que generó su propio ascenso. Como muestra, el caso brasileño: allí, el Gobierno se lució como anfitrión de megaeventos en 2014 sin resolver problemas de envergadura como las deficiencias infraestructurales, de servicio público, de transporte, del sistema educativo y sanitario”, agregó este especialista en desarrollo.

La protesta como fenómeno juvenil

Otro rasgo que las grandes protestas recientes han tenido en común es el hecho de que la mayoría de los manifestantes son jóvenes frustrados por la falta de perspectivas. En eso hizo hincapié Sabine Kurtenbach, investigadora del Instituto de Estudios Latinoamericano (ILAS), adscrito al GIGA de Hamburgo. “Los procesos de inclusión que allanan el camino hacia la adultez plena pueden ser muy diferentes. Los gobiernos pueden aplicar medidas económicas que les abran las puertas del mercado laboral a los jóvenes”, dijo la experta.

“Pero, aparte de un empleo que les permita ganarse la vida, casarse y fundar una familia, los jóvenes también quieren participar en la toma de decisiones de sus países. El referendo en torno a la independencia de Escocia es evidencia de que a la juventud le interesan los procesos políticos formales cuando los perciben como importantes para sus destinos. Por otro lado, así como la protesta drena frustraciones, la migración interna o la emigración también sirven como válvula de escape para la desesperanza”, comentó Kurtenbach.

“En la Unión Europea (UE), los jóvenes de los países comunitarios tienen la posibilidad de desplazarse de un lugar a otro para intentar mejorar su calidad de vida. Los gobiernos centroamericanos tienen interés en que el potencial de protesta de su población joven se disipe mediante la emigración, pero eso es más difícil en el continente americano”, apuntó la investigadora del GIGA, agregando que Estados Unidos, uno de los países que mayores posibilidades de movilidad social ofrece, ha optado por cerrar sus fronteras. Y nada indica que la UE o Estados Unidos vayan a flexibilizar sus políticas de inmigración en el futuro cercano.

La investigadora alemana Sabine Kurtenbach, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo.
La investigadora alemana Sabine Kurtenbach, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo.Imagen: DW/E. Romero-Castillo
El investigador brasileño Antônio Sampaio, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres.
El investigador brasileño Antônio Sampaio, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres.Imagen: DW/E. Romero-Castillo
La socióloga italiana Donatella della Porta, del Instituto Universitario Europeo de Florencia.
La socióloga italiana Donatella della Porta, del Instituto Universitario Europeo de Florencia.Imagen: DW/E. Romero-Castillo