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El regreso de los bisontes europeos

Brigitte Osterath / RML20 de septiembre de 2012

Los bisontes europeos en libertad se habían extinguido. Con solo 12 sobrevivientes en cautiverio se ha logrado salvar la especie. Una manada de ocho ejemplares será liberada pronto en los bosques alemanes.

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Bisontes en Wittgenstein
Bisontes en WittgensteinImagen: Horst-Günter Siemon

La idea de devolver a los bisontes europeos a la vida salvaje tenía suficientes detractores en el Estado alemán de Renania del Norte Westfalia. Quienes gustan de caminar por el bosque temían ser agredidos por grandes animales salvajes. Los silvicultores temían por sus árboles. Y los agricultores tenían pesadillas en las que los bisontes procreaban terribles criaturas con sus vacas lecheras.

“Todo lo nuevo genera dudas”, explica Jochen Born, encargado del cuidado de los bisontes en Bad Berleburg, en el distrito de Siegen-Wittgenstein, por encargo de la asociación Mundo-Bisonte. Born se halla a cargo de dos manadas, una de las cuales podrá desandar los bosques libremente en breve.

Jochen Born, encargado del cuidado de los bisontes en Bad Berleburg.
Jochen Born, encargado del cuidado de los bisontes en Bad Berleburg.Imagen: DW

“Hemos podido responder bien a todas las preguntas que nos han hecho”, asegura Born. Los bisontes europeos son tímidos por naturaleza y no arruinan los árboles. Prefieren alimentarse de hierba fresca. Y aunque pueden procrear muy bien con los bisontes americanos, no se aparearían con vacas lecheras, explica a DW. Así es que a la liberación de sus protegidos no deben quedarle grandes obstáculos. Sólo falta que el Estado de Renania del Norte Westfalia dé luz verde definitivamente. Entonces, por primera vez desde hace alrededor de un siglo, los bisontes volverán a integrarse a la vida salvaje en Europa occidental.

Manso gigante

Cuando Born se acerca a la manada con su auto, los animales se arriman curiosos, al menos los de este grupo. Son cinco y comparten unas 20 hectáreas de territorio cercado, en el parque “Selva Bisonte”, en Bad Berleburg, abierto al público desde esta semana. Quien los observa de cerca comprende el miedo de los pobladores. Sobre todo el macho, Horno, tiene una apariencia peligrosa, al menos a primera vista. Pero un segundo vistazo mejora la impresión. Si uno se acerca a Horno o a cualquiera de sus acompañantes, retroceden.

Horno, gigante, pero manso.
Horno, gigante, pero manso.Imagen: DW

“El macho dominante en realidad no tiene ninguna relevancia en la manada”, afirma Jochen Born. Entre los bisontes es la hembra la que lleva la voz cantante. Aquí en Berleburg se halla Gutelaune, traída de un parque cerca de Berlín. “Está demasiado acostumbrada a las personas, por eso no está preparada para la vida salvaje”, dice Born.

Preparación para la vida salvaje

La segunda manada de la que cuida Jochen Born se prepara desde hace dos años para volver a la vida salvaje. También estos animales provenían de zoológicos y parques de animales y tuvieron que desacostumbrarse a depender de personas. “Por eso está estrictamente prohibida la entrada de visitantes en aquel recinto”, con excepción de algunos cuidadores que alimentan a los animales, explica Johannes Röhl, presidente de la asociación Mundo-Bisonte. Pruebas con esquiadores, fotógrafos y perros han mostrado que los bisontes más bien se alejan y evitan el contacto.

Los bisontes poblaron una vez buena parte de Europa, y ahora vuelven lentamente.
Los bisontes poblaron una vez buena parte de Europa. Ahora, vuelven lentamente.Imagen: Horst-Günter Siemon

Si todo sale como se planea, la manada en torno a la hembra Araneta podría alcanzar su libertad el próximo invierno, en un espacio de unas 4.400 hectáreas. Para ellos no habría más cercas. Eso sí, Mundo-Bisonte seguiría a distancia su desarrollo y les proveería de alimento durante el invierno, aclara Röhl. Si los bisontes logran alimentarse en su territorio suelen permanecer en él, lo que los mantendría en el bosque de Wittgenstein.

Los bisontes poblaron una vez buena parte de Europa, desde Alemania hasta Rusia, pero hacia principios del siglo XX su número decreció y alrededor de la década de 1920 se avistó al último de estos animales salvajes. De los 50 ejemplares que vivían en cautiverio, sólo 12 no estaban cruzados con bisontes americanos y sirvieron para conservar la especie. Hoy viven unos 4.000 bisontes europeos, descendientes de aquellos 12 sobrevivientes. alrededor de 2.000 andan libres por el Parque Nacional Bialowieza, en Polonia y Bielosrrusia.

Los científicos de Bialowieza asesoraron a los de Bad Berleburg en este proyecto. Los riesgos de la pobre diversidad genética se observan en Polonia, por ejemplo, a través de la presencia de un virus que afecta al órgano reproductor masculino. En Alemania, se observará la reproducción y el movimiento de la manada por medio de GPS. Si llegaran a ser demasiados o a enfrentar grandes problemas genéticos, habría que capturar algunos y rediseñar proyectos de cría.

Autora: Brigitte Osterath / RML

Editora: Emilia Rojas Sasse