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Cuestión de fe - El programa de la Iglesia

6 de abril de 2014

Los refugiados sirios son bienvenidos - Asilo en Kurdistan

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El campamento de refugiados Domiz se encuentra en los suburbios de la ciudad de Dohuk en la región autónoma de Kurdistán, a unos 70 kilómetros de la frontera siria. Fue construido para 10.000 refugiados. Entre tanto viven aquí unas 70.000 personas que han huido de la guerra civil en Siria. El campo de Domiz se ha convertido con el tiempo en una ciudad con todo lo habitual: escuelas y mezquitas, oficinas de cambio y campos de fútbol. Muchos refugiados buscan vivienda en Kudistán o tratan de ser acogidos por familiares.. Al contrario que en otros campos de refugiados en Turquía, Jordania o el Líbano, la gente aquí puede moverse libremente. El gobierno kurdo se preocupa de concederles permisos de trabajo y residencia.

La gran mayoría de los refugiados que llegan son kurdos sirios y cristianos. Sufrían ya antes del levantamiento en Siria bajo las violaciones de los Derechos Humanos por parte del régimen: intimidación, encarcelamiento sin acusación, torturas, secuestros y asesinatos dirigidos contra personas con actividades políticas. Las consecuencias de esas vivencias son con frecuencia graves traumas.

El reportaje se centra en Salah Ahmad y su trabajo con refugiados traumatizados. El señor Ahmad es iraquí de nacimiento y vive en Berlín y Erbil. En el campo Domiz ha abierto un centro de atención a víctimas de violaciones de Derechos Humanos. Es uno de varios centros de la organización iraquí "Kirkuk Centre for Torture Victims”, apoyado por la organización de ayuda humanitaria alemana Misereor, que colabora con el Centro Berlinés para Víctimas de Torturas. Un médico y dos psicólogos tratan a unas 400 personas al mes. Entre ellas, muchas mujeres y niños. No pueden dormir, ni comer, algunos tienen dolores indefinibles o ya no hablan. Durante el reportaje acompañamos a gente en su oprimente vida cotidiana en el campamento, conocemos sus historias, nos acercamos a sus esperanzas de normalidad y una vida sin violencia.

Gente traumatizada y que sufre está marcada para toda la vida, dice convencido el señor Ahmad. Necesitan ayuda. De lo contrario, una sociedad que solo ha conocido la violencia, permanece enferma y con ello violenta.