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El Papa pide perdón en Auschwitz

ERS28 de mayo de 2006

Con una emotiva visita al antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz terminó la visita de Benedicto XVI a Polonia, durante la cual rindió permanente homenaje a la figura de su antecesor.

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Oración en silencio ante los sobrevivientes de Auschwitz.Imagen: AP

Casi un millón de personas aclamó a Benedicto XVI en la misa que celebró al aire libre este domingo en Kracovia. Pero no fue esa multitudinaria eucaristía la que puso el broche a su viaje de cuatro días a Polonia, sino su visita al antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, donde fueron asesinadas cerca de un millón y medio de personas. Una visita especialmente difícil y dolorosa para un Papa de origen alemán.

Exhortación a la paz

Papst Benedikt der XVI in Ausschwitz
El Papa quiso atravesar solo el portón del campo de concentración.Imagen: AP

"Resulta casi imposible hablar en este lugar del horror, de un cúmulo de crímenes contra Dios y los seres humanos sin paralelos en la historia", dijo el Pontífice ante el monumento en memoria de las víctimas. Benedicto XVI encontró las palabras justas, al señalar que consideraba su obligación acudir al campo de concentración que simboliza más que ninguno el horror del Holocausto, como hijo del pueblo alemán. "También estoy aquí para pedir la gracia de la reconciliación", indicó, pidiendo a Dios que no permita que jamás algo similar vuelva a ocurrir.

Luego formuló una exhortación a comprender que "la violencia no genera paz sino sólo más violencia- una espiral de destrucción en la que finalmente todos sólo pueden resultar perdedores". En este contexto, advirtió que hoy en día nuevamente se alzan fuerzas de la oscuridad y previno concretamente de "utilizar a Dios para justificar la violencia ciega contra inocentes" y de un cinismo "que Dios no conoce y constituye una burla para la fe en Él".

Encuentro con sobrevivientes

El inicio de la visita del Papa a Auschwitz estuvo marcado por la oración silenciosa. Igualmente emotivo resultó su encuentro con 32 sobrevivientes del campo de exterminio, uno de los cuales le narró la historia de su huida de Auschwitz, en la que logró llevar consigo y salvar a otra interna.

Papst Benedikt XVI in Ausschwitz
Una vela, en memoria de las víctimas, ante el llamado ''muro de la muerte''.Imagen: AP

Benedicto XVI no es un hombre de gestos grandilocuentes, ni una figura mediática como su antecesor, Juan Pablo II. Pero sí está consciente de la resonancia de cada una de sus palabras y gestos. Y durante todo su periplo por la tierra de Karol Wojtyla mantuvo presente en forma expresa la memoria de su antecesor, a quien estuvo estrechamente vinculado por años. Cierto es que el Papa alemán no despierta la euforia del Papa polaco. No obstante, el empeño declarado en seguir su huella, a su propia manera, de seguro le ha permitido ganar simpatías en Polonia