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El laboratorio del clima de Sudamérica

8 de marzo de 2011

El avance del cambio climático puede observarse a cámara rápida en Perú: el país andino concentra la mayor superficie de glaciares tropicales del planeta. Su deshielo agudiza la pobreza y amenaza el desarrollo económico.

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Glaciares andinos y selva tropical: paisajes peruanos amenazados por el calentamiento global.Imagen: CC/Alvaro Herrera

Los glaciares ubicados en las latitudes tropicales reaccionan de forma especialmente sensible a los efectos del calentamiento global. El cambio climático puede observarse prácticamente bajo condiciones de laboratorio en el Perú, dado que concentra dos terceras partes de la masa de hielo tropical de todo el planeta. Según los informes elaborados por su gobierno, desde 1970 el país andino ha perdido al menos un 22% de la masa de hielo que acumulaban sus glaciares. Que, además, se deshielan cada vez más rápido. Su desaparición tiene drásticas consecuencias. En estudios internacionales como el británico Climate Change Vulnerability Index (Índice de Vulnerabilidad al Cambio Climático), Perú figura entre los países más duramente afectados por el calentamiento global. Para las dos terceras partes de los cerca de 30 millones de peruanos que viven en la seca región costera, el abastecimiento de agua y electricidad depende directamente del caudal que fluye de los glaciares andinos.

También la agricultura y la minería dependen de ello. "Ambos sectores se enfrentan ya en los primeros conflictos derivados de la lucha por el agua. Que irán a más con el progresivo calentamiento", explica Michael Lingenthal, director de la oficina de la Fundación Konrad Adenauer en Lima, la capital peruana. "Los depósitos para almacenar el agua disponible son ya demasiado escasos. Además, cuanto más fuerte es el deshielo de los glaciares, más escasa se vuelve el agua", afirma Lingenthal.

Gletscher in Peru - Chopicalqui
Glaciar de Chopicalqui: Perú perdió desde 1970 más del 20% de su masa de hielo.Imagen: CC/Edu Astu

Riesgo de catástrofe nacional

El poder político parece ser consciente de la gravedad de la situación: el experto en medio ambiente del Ministerio de Asuntos Exteriores alertó recientemente del riesgo de una catástrofe nacional si no se soluciona el problema del agua en un plazo de cinco años. Para afrontar la crisis, el gobierno pretende construir embalses -también para impulsar la generación de electricidad a partir de la energía hidráulica, con la que ya se produce el 60% del consumo global del país-. Para ello, según informó el periódico "Peruvian Times", se ha solicitado dinero a Estados Unidos y a otros países: se necesitan 350 millones de dólares anuales. También hay que construir plantas desalinizadoras para convertir el agua del mar en agua potable.

No obstante, los observadores sobre el terreno consideran que aún sería necesario mucho más. Especialmente en lo que respecta al precio del agua, todavía muy bajo "y que a menudo invita a malgastarla", afirma Michael Lingenthal. También es urgente disponer de plantas depuradoras, dado que muchos ríos se hallan contaminados por las aguas residuales procedentes de la agricultura y de la minería. El denominado "sector informal" -la economía sumergida- se ha convertido en un problema: sectores económicos fuera de control como la minería, donde empresas sin licencia extraen metales a gran escala "y debido a la falta de controles contribuyen de forma especialmente importante a la contaminación de los ríos", según Lingenthal.

Una cuestión de supervivencia económica

Präsident Peru - Alan García Pérez
El presidente peruano, Alan García, impulsó la plantación de 100 millones de árboles.Imagen: CC/Ian Gallagher

La protección del medio ambiente es una necesidad económica en el Perú: el Banco Central estima que, hasta 2025, el país perderá anualmente más del 4% del Producto Interior Bruto si no actúa contra el cambio climático. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático calcula que el Perú necesitará para ello 453 millones de dólares anuales hasta 2030. Y entre 190 y 450 millones de dólares adicionales para hacer frente a las consecuencias del cambio climático ya existentes. Aunque el país experimenta un fuerte auge económico -en 2010, el PIB creció en casi un 8%-, en lo que se refiere a la protección del medio ambiente el país andino aún depende de la ayuda internacional.

El gobierno invierte actualmente no sólo en iniciativas en materia de protección de los recursos hídricos: también quiere suministrar a la población medio millón de cocinas eficientes con el objetivo de reducir el consumo de leña. En la agenda también figura la protección forestal, dado que el Perú ha perdido ya 15 millones de hectáreas de bosque. Y la tala hace desaparecer 150.000 hectáreas adicionales cada año. Es por ello que el gobierno puso en marcha en 2008 el mayor programa de reforestación de toda Sudamérica, que el propio presidente Alan García culminó en marzo de 2010: durante dos años, medio millón de peruanos se habían dedicado a plantar árboles, para alcanzar finalmente el objetivo de 100 millones. En una segunda fase del proyecto se plantarán otros 80 millones de árboles.

Críticas a la protección de la selva tropical

Al mismo tiempo, sin embargo, la política del gobierno peruano en cuanto a la protección de la selva tropical -que cubre dos terceras partes de la superficie del país- es valorada de forma negativa: durante largo tiempo, el Instituto Nacional de Recursos Naturales fue el encargado de proteger los bosques. Sin embargo, como critica la Fundación Konrad Adenauer en un informe, dicho instituto se dedicó al mismo tiempo a conceder derechos sobre la tierra a aquellos agricultores que pudieran demostrar "haber talado árboles y cultivado durante dos años". La fundación resume: "esta práctica comprensible desde el punto de vista de la lucha contra la pobreza se convierte así en un perverso aliciente para la destrucción de los bosques". Hace algo más de un año, la protección de los bosques fue transferida a los gobiernos regionales. Sin que se disponga, de momento, de una valoración de su tarea.

Solarpanele auf einem Dach in Peru
Aunque lentamente, las energías renovables ganan terreno en el Perú.Imagen: CC/Julia Manzerova

Es posible que el nuevo gobierno surgido de las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo 10 de abril acabe con dichas contradicciones y ponga en marcha una política medioambiental más eficaz. Michael Lingenthal es prudentemente optimista. También el expresidente Alejandro Toledo, el favorito en las encuestas, es sensible a la cuestión climática. "Los problemas son conocidos y la voluntad también es palpable. Ahora es necesario actuar con mayor rapidez y eficacia", afirma Lingenthal, quien añade: "pero se necesita tiempo. ¿Acaso no fue así también en Alemania hasta que la política medioambiental se convirtió en una cuestión prioritaria?"

Autor: Torsten Schäfer
Redacción: Emili Vinagre