El arca de las aves está en Alemania

Con 4.200 ejemplares de 675 diferentes especies, el Weltvogelpark de Walsrode –a medio camino entre Hannover y Bremen– es el parque de aves más grande del mundo. En un extenso bosque con hermosos jardines, hay un rincón para cada uno, desde el cóndor andino hasta los papagayos. Muchas de estas especies están en peligro y aquí tienen un ambiente protegido para su estudio y conservación.

Varias marcas se registran en este parque, incluyendo pájaros poco conocidos, de todos los tamaños, colores y regiones. Algunos son los únicos ejemplares de su tipo en toda Europa, como este casuario de cuello rojo, proveniente de Nueva Guinea. Con sus largas y afiladas garras, que recuerdan a un dinosaurio, es el ave más peligrosa del mundo.

Una numerosa colección de flamencos de diferentes tipos, como el chileno, el del Caribe y el rosa, viven en el Vogelpark. Por su elegancia y colorido son de los pájaros más admirados. Los visitantes pueden también alimentarlos desde una baranda y con algo de suerte descubrir algunos polluelos entre el enjambre de patas.

Este es otro de los favoritos. Los pequeños y amistosos pingüinos de Humboldt, originarios de Chile y Perú, no temen acercarse a los visitantes y hasta posan para la foto. Más que un zoológico, Walsrode es un parque que permite acercarse y descubrir las aves en su propio hábitat.

Distintos hábitat están recreados para que cada ave se sienta como en su hogar. Desde la selva calurosa y húmeda hasta la fresca orilla costera. En esta playa, con olas incluidas, viven gaviotas, gaviotines y estas avocetas, que con su pico curvado como un sable, barren las aguas buscando su alimento.

Aves nocturnas como los búhos y lechuzas duermen generalmente de día. Si no están camuflados entre las ramas de los árboles, es posible apreciarlos en toda su belleza. Especies de todos los rincones conforman una variada muestra de la diversidad de estas magníficas aves cazadoras de excelente vista, que en distintas culturas son consideradas como símbolo de sabiduría.

Las aves del parque anidan y se reproducen durante el año. Huevos de las más diversos tamaños y colores son empollados en esta reserva. Algunos polluelos nacen en estaciones de incubación vidriadas, ante la emoción del público. Se calcula que ha habido unos 35.000 nacimientos en el parque, por supuesto también de cigüeñas. Uno de los hitos recientes es la reproducción de colibríes en cautiverio.

Una de las mayores atracciones de Walsrode es el espectáculo al aire libre en que sobrevuelan diferentes aves, como este busardo originario de América, también conocido como peuco, halcón o gavilán. Si bien muchos pájaros están en amplios corrales donde pueden volar, la oportunidad de que lo hagan a cielo abierto es incomparable.

Una de las estrellas del programa es el secretario, un ave rapaz africana de largas patas que hace una excelente demostración de sus dotes de corredor y cazador. Las proezas de estos animalitos sorprenden a los visitantes, quienes asisten a una verdadera escuela al aire libre y pueden tener un contacto cercano con algunas aves.

Emblema de los pueblos andinos, el majestuoso cóndor llega volando hasta el escenario al aire libre. Este amistoso y joven ejemplar llamado Carlos disfruta de su bien merecida fama y de las atenciones de su cuidador, que lo premia con algo de carne. De adulto llegará a ser el ave de mayor envergadura, con más de tres metros.

En sus 50 años de existencia, el parque de aves de Walsrode ha reunido una colección extensa y variada. No sólo para el deleite de sus visitantes, sino también enfocada a la protección y preservación de especies en peligro. Proyectos de cooperación con instituciones extranjeras proyectan este trabajo en otras partes del mundo.