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El amenazado reino de los moai

Luna Bolívar Manaut26 de noviembre de 2006
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Un maremoto se llevó esta plataforma por delante: la mayor de la Isla de Pascua.Imagen: DW/Luna Bolivar
Osterinsel 2. Moai auf einer Plataform.
Siglos velando a los muertos. Y soportando la erosión.Imagen: DW/Luna Bolivar

Poco se sabe con absoluta seguridad sobre estos gigantes de roca. Se supone que fueron hechos a imagen y semejanza de los antepasados rapanui, quizás como una forma de honrar a los fallecidos. Los estudios arqueológicos dicen que los moai datan de los siglos X al XVI de nuestra era, del período clásico rapanui, y huellas aún visibles delatan que fueron esculpidos directamente en la ladera misma de la montaña, puestos en pie y con posterioridad trasladados a infinidad de puntos a lo largo de la Isla de Pascua. Colocados sobre plataformas que podían llegar a alcanzar los tres metros de altura, los moai velaban el descanso de los muertos.

La construcción de estas esculturas debió significar un enorme impacto para la pequeña isla y sus habitantes. Hay teorías que sostienen que en su día el suelo de Rapa Nui estuvo cubierto en su totalidad de palmeras y que la isla fue una gran colonia de aves. Árboles y pájaros desaparecieron, tal vez como precio a pagar por esta empresa única que hoy se encuentra a merced del viento, la erosión, los animales y los humanos de cinco siglos después.

La diminuta puerta de entrada

Osterinsel 10. Moai auf dem Boden.
Enormes moai caídos dan un triste espectáculo.Imagen: DW/Luna Bolivar

42.000 turistas para una isla con una sola ciudad, la capital Hanga Roa, y 4.000 habitantes son una verdadera avalancha. La Isla de Pascua es un gran yacimiento arqueológico, vulnerado para la construcción del aeropuerto y expuesto a la buena conciencia del visitante. Porque alrededor del 40% de Rapa Nui es parque nacional, pero eso no significa que la herencia cultural sobre estas tierras esté protegida.

Osterinsel 3. Petroglifo.
El tamaño del moai.Imagen: DW/Luna Bolivar

El Parque Nacional Rapa Nui posee una entrada oficial. En ella, un guardaparques toma nota de quienes visitan el parque y cobra una contribución de 5.000 pesos por persona (algo más de siete euros) Pero este acceso al Parque Nacional Rapa Nui no se encuentra. Hay que buscarlo. Y lo que protege es sólo una pequeña parte del patrimonio: aquel que se encuentra en las cercanías del cráter del volcán Rano Kau, donde los guardas tienen su oficina.

Prohibido subirse a los moai

Para acceder al resto del parque basta con seguir la carretera principal, que es lo que hacen todos los visitantes porque esta ruta es la que lleva hasta los moai y los altares. Aquí desaparecen las oficinas, los registros, las contribuciones y los guardaparques. Un cartel advierte: “prohibido subirse a los moai”. Pero los caballos que trotan libres no saben leer. Tampoco muchos turistas.

Osterinsel 9. Plakart please dont step on the moai.
Un cartel: la única advertencia.Imagen: DW/Luna Bolivar

El espectáculo que brindan los enormes y bellos moai es impresionante. Y triste si se mira a los que yacen en el suelo, a los rotos y a los desgastados. Nadie los ha tirado. Es sólo que nadie jamás los levantó. Aquí entra de nuevo en juego la política. A la CONAF, la Corporación Nacional Forestal, le compete la gestión del parque. La CONAF se queja de que le faltan los medios. La municipalidad no tiene competencias respecto al parque, pero dice tener la voluntad de mejorar la situación. “La gente nos dice: ‘¡vosotros sois los herederos, es vuestro patrimonio!’ Pero nosotros no tenemos injerencia en el parque. No podemos decir nada. Ni siquiera se nos permite asumir la relación moai-rapanui”, critica Pedro Edmunds Paoa, alcalde de la Isla de Pascua.

Desde la Ley Pascua de 1966, en la isla no se pagan impuestos. No hay un aporte directo del visitante a la conservación de los restos arqueológicos. El dinero que recauda la CONAF viaja primero al continente y luego se reparte en forma de presupuesto conjuntamente con el resto de los parques nacionales de Chile. “Mis jefes dicen que no puede ser. Que con todos los turistas que visitan la isla deberíamos haber recaudado más dinero. Yo ya no sé cómo hacerles entender…”, se queja un guardaparques.

Y es que sus jefes se sientan en Santiago y, seguramente, nunca hayan tenido que buscar la entrada al Parque Nacional Rapa Nui. “Yo les digo que le pidan una contribución a LAN”, bromea. LAN Chile es la compañía aérea que trae a los turistas.