Déjà vu - Arte, artimañas y avaricia

Un Picasso o un cuadro firmado por Chagall como inversión es una opción prometedora en vista de la crisis bancaria y financiera. Pero no está exenta de riesgo. El incremento del valor de la “acción arte” es difícil de calcular. Además, falsificadores como el alemán Wolfgang Beltracchi siembran la inseguridad en los mercados de arte, pues ni siquiera los expertos son capaces de distinguir las copias de los originales.

El negocio de las falsificaciones está en pleno auge. El “Museo de los Falsificadores” de Viena documenta espectaculares casos de estafa e ilustra lo sencillo que es violar los derechos de autor. Aquí se muestran los trucos de famosos falsificadores como Elmyr de Hory, Konrad Kujau o Tom Keating… En los años 80, en Roma, el británico Keating ya había producido copias a gran escala de maestros como Leonardo da Vinci.

El Museo de la Historia del Arte de Viena dedica a este tema su exposición “Doppelgänger”, que significa “doble” o copia. Allí se pueden admirar 3 versiones de La Virgen de las Cerezas” de Tiziano: el original, una copia del siglo XIX y una impresión moderna. El visitante tiene que adivinar cuál es la obra auténtica. Sylvia Ferino, directora de la galería de pintura, afirma: “El copista intenta a menudo ser más perfecto que el original pero carece del ímpetu creativo del artista que plasma por primera vez su idea sobre el lienzo”.