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Sexo entre animales: ¿divertido, doloroso, apático?

Brigitte Osterath / Rosa Muñoz Lima10 de julio de 2012

Para la mayoría de los animales el acto sexual tiene, probablemente, un único fin: la procreación. El placer y el dolor, quizá, no jueguen un rol importante. Aunque, si uno observa a las hembras, se lleva otra impresión.

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Apareamiento de la rana arvalis.
Apareamiento de la rana arvalis.Imagen: picture-alliance / dpa

Con 200 libras de peso y 150 años de edad, se sube lentamente con sus patas delanteras sobre la espalda de su pareja, de unos 50 años de edad. Y ya está: él comienza a gemir y, mientras se mueve, ambos caparazones rechinan. Ella, sin embargo, parece tener poco interés, permanece casi inmóvil. 15 segundos más tarde, todo ha terminado.

Si uno tiene la oportunidad de observar durante el apareamiento a las tortugas gigantes de las islas Seychelles, podría preguntarse: ¿sentirá la hembra algo? Pero lo mismo ocurre con muchas otras especies. Toda la operación parece ser cosa del macho, mientra la hembra permanece más bien apática.

El biólogo inglés Justin Gerlach dirige un centro de cría de tortugas gigantes en las Islas Seychelles. Gerlach se ha dedicado a observar el comportamiento de los animales durante mucho tiempo. "Los machos acosan a las hembras casi continuamente", asegura. "En jaulas pequeñas, las hembras apenas logran huir de ellos. Es por eso que las tortugas hembras suelen ser mucho más nerviosas que los machos y uno apenas puede acercárseles", explica.

Apareamiento tortugas gigantes en la isla Mauricio, vecina de las Seychelles.
Apareamiento tortugas gigantes en la isla Mauricio, vecina de las Seychelles.Imagen: picture alliance / dpa

Puro “trámite”

Algo diferente ocurre con los chimpancés. Entre ellos son las hembras quienes parecen buscar constantemente el contacto sexual con el mayor número de parejas posibles. Si una hembra es fértil, el “macho alfa”, el líder del grupo o manada, goza de privilegios. No obstante, todos los machos del grupo tratan de aparearse con ella cuando “el jefe” no está cerca. Y a la hembra no le importa, más bien busca ese contacto.

Las hembras no se comportan de tal modo porque valoren el acto como tal. El verdadero sentido detrás de este comportamiento fue estudiado hace algún tiempo por Tobias Deschner y un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. Aparentemente, las hembras se aparean con tantos machos como sea posible para causar confusión en el grupo, sospechan los investigadores: así, los machos no pueden estar seguros de quién es el progenitor del bebé chimpancé, tendrán menos posibilidades de percibirlo como potencial rival y estarán menos dispuestos a matarlo.

En el caso de otra especie, los bonobos, oriundos de África central y también llamados chimpancés pigmeos o chimpancés enanos, se considera que liberan la tensión y el conflicto a través de la actividad sexual.

Hasta los pacíficos delfines suelen ser poco delicados durante el sexo.
Hasta los pacíficos delfines suelen ser poco delicados durante el sexo.Imagen: picture alliance/WILDLIFE

Sin embargo, para la mayoría de las especies animales, afirma el biólogo Sebastián Baldauf, el sexo en sí es "más bien puro trámite”. Baldauf se ha dedicado a investigar cómo los animales eligen a su pareja sexual, primero en la Universidad de Bonn, en Alemania, y ahora en la Universidad de Groningen, en los Países Bajos: "Lo decisivo es la búsqueda de pareja", asegura, “el acto en sí mismo es, por lo general, muy rápido, sin grandes complicaciones". En su opinión, los animales hembras no sienten mucho durante el acto sexual.

¿Las hembras tienen orgasmos?

Durante mucho tiempo, el orgasmo femenino fue considerado por los investigadores como un fenómeno típicamente humano. Pero existen informes de que las hembras de algunos de los simios hominoideos, emparentados con el ser humano, son igualmente capaces de experimentar orgasmos. Tal es el caso, por ejemplo, de los bonobos. Al menos, estos animales emiten sonidos muy especiales durante el sexo, informan los investigadores. Además, la vagina de las hembras se contrae.

Se considera que las bonobos son capaces de sentir orgasmos.
Se considera que las bonobos son capaces de sentir orgasmos.Imagen: flickr.com/graphicreality

Ciertamente, parece bastante probable que las hembras de los primates hominoideos puedan experimentar una sensación de placer sexual semejante a la de la mujer. Pero, en realidad, no se sabe, dice Sebastian Baldauf, se trata de una enorme “zona gris” en la ciencia: "No podemos medir lo que procesa la actividad cerebral y lo que sienten los animales".

Baldauf resalta que ni el aumento de las contracciones vaginales, ni determinados gemidos durante el acto sexual, son necesariamente manifestaciones de una sensación agradable, sino que podrían tener un propósito definido: "probablemente, las hembras estimulan así a los machos para que despidan más esperma". Con ello, aumenta la probabilidad de realmente obtener descendencia de la pareja sexual elegida.

Aparente violación

A menudo, el sexo en el reino animal tiene incluso la apariencia de una violación. Hay informes de que muchos orangutanes machos obligan a las hembras. También entre los patos se observan conductas brutales: varios machos persiguen a una hembra y la sumergen en el agua durante el acto. Por desgracia, no pocas se ahogan en el proceso. Y hasta los pacíficos delfines, se dice, suelen ser poco delicados unos con otros durante el sexo. Pero tampoco en este caso se puede asegurar que la hembra sienta miedo o dolor.

¿Y los abejorros? ¿Sienten placer durante el sexo? Hasta el momento, la pregunta no tiene respuesta.
¿Y los abejorros? ¿Sienten placer durante el sexo? Hasta el momento, la pregunta no tiene respuesta.Imagen: picture-alliance/dpa

Muchas veces interpretamos de forma totalmente errónea lo que pasa en el mundo animal justo antes del sexo. Sebastian Baldauf pone el ejemplo de las llamadas pulgas, gambillas o camarones de agua dulce, oriundas de Europa y Asia Central. En época de apareamiento, el macho, de tamaño considerablemente mayor, se agencia una hembra y la mantiene cautiva entre una y tres semanas, hasta que esté lista para ser fecundada, explica Baldauf. Durante todo este tiempo la hembra lucha contra el macho y trata de desprenderse de él.

"En realidad, la hembra está comprobando si el macho es lo suficientemente fuerte como para mantenerla cautiva", aclara el biólogo. "Es justo con esa oposición que las hembras eligen a machos que les garanticen una descendencia que llegue a ser igual de fuerte que sus progenitores", nada que ver con una violación, al menos en este caso, asegura el científico.

Hembras difíciles

Entre las tortugas gigantes de las Seychelles, probablemente las hembras elijan también a los mejores machos negándose constantemente al sexo. "Las hembras quieren que los machos se esfuercen", dice Justin Gerlach. "Ellas no se dejan conseguir tan fácilmente", de hecho, las tortugas gigantes suelen tener descendencia apenas cuando el macho tiene la competencia de otros en mismo espacio, sonríe Gerlach: al parecer, los machos “son sólo lo suficientemente persistentes, si están suficientemente motivados".

Autora: Brigitte Osterath / Rosa Muñoz Lima

Editora: Emilia Rojas Sasse