1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Dice adiós el alcalde que cambió Berlín

Bernd Gräßler (CP)26 de agosto de 2014

Klaus Wowereit fue el artífice de una Berlín más abierta. Su estilo hizo a la capital alemana “estar orgullosa de su forma de vida, en libertad”. Pero también cometió errores, algunos de los cuales motivaron su retiro.

https://p.dw.com/p/1D1RR
Klaus Wowereit, alcalde de Berlín, presentó su renuncia.
Klaus Wowereit, alcalde de Berlín, presentó su renuncia.Imagen: dapd

Este verano, Klaus Wowereit inauguró una vez más –y por última ocasión como alcalde de Berlín- las celebraciones del Christopher Street Day, llamando a los participantes de todo el mundo a “vivir abiertamente y con orgullo en libertad y autodeterminación”. La capital alemana no se volvió más atractiva para jóvenes de todo el mundo solo por sus famosos clubs, ni por su mezcla especial de Guerra Fría y Occidente pujante: el alcalde de Berlín, que dijo públicamente que es homosexual, tuvo mucho que ver con eso. Su estilo, que reúne la tolerancia con una cierta informalidad en su discurso, hizo que muchos berlineses lamenten hoy su retiro.

“Pobre, pero sexy”

La atmósfera de Berlín no pudo haber sido mejor descrita que como lo hizo el mismo Wowereit: “Pobre, pero sexy”, así es Berlín. También es muy recordada su famosa frase “Soy homosexual, y eso está bien”, que pronunció el 10 de junio de 2001 durante un congreso extraordinario de su partido el socialdemócrata (SPD), cuando presentó su candidatura como alcalde de la capital. Con esa confesión pública, el jurista berlinés le restó poder a sus rivales y se convirtió en precursor de la “salida del armario” de otros políticos alemanes.

Klaus Wowereit y su pareja, Jörn Kubicki.
Klaus Wowereit y su pareja, Jörn Kubicki.Imagen: picture-alliance/ZB

El escándalo del aeropuerto de Berlín

Pero no todo fue color de rosa durante su gobierno. Diversas fallas en el transporte público de la capital alemana, su reacción al caos producido por el hielo en el duro invierno de 2010 –“después de todo no vivimos en Haití”, fue su comentario, refiriéndose a las temperaturas y pareciendo olvidar el trágico terremoto que había asolado a ese país-, hicieron que muchos lo criticaran.

Asimismo, a Klaus Wowereit se lo responsabiliza de los diversos contratiempos en la construcción del nuevo aeropuerto de Berlín, de cuyo Consejo de Vigilancia es presidente. Un plebiscito sobre la reforma del antiguo aeropuerto de Tempelhof resultó también en una derrota para el funcionario: los berlineses quieren que se mantenga el lugar como pulmón verde de la ciudad, mientras él quería que se construyeran edificios.

Wowereit convirtió a Berlín en una "metrópoli"

Con su anuncio de que no decidiría hasta 2015 si se postularía una vez más en 2016 , despertó rechazo hasta en las filas de su propio partido. Las encuestas lo colocan en el último lugar de los políticos alemanes favoritos de la gente, y cada vez que aparece en público, su ánimo parece anticipar el adiós.

Según el periódico Berliner Zeitung, “Wowi”, como lo llaman los berlineses, fue un renovador en los primeros años de su mandato, pero “luego de una década y media ya no queda nada de eso”. Su renuncia es el final sin brillo de una carrera que comenzó, eso sí, vertiginosamente. Al mirar atrás, el desempeño de Klaus Wowereit en Berlín fue muy positivo. Después de todo, como dijo el presidente del partido La Izquierda, Gregor Gysi, a Wowereit se le debe en gran parte que Berlín sea hoy “una metrópoli”.