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Deutsche Bank: ¿problemas de confianza?

Henrik Böhme (JAG/ERS)21 de mayo de 2015

La cúpula directiva del Deutsche Bank,está en la mira de los accionistas, que se muestran descontentos con su gestión y la estrategia diseñada para el futuro del mayor banco privado alemán.

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Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach

La respuesta en las bolsas fue clara: el día que Deutsche Bank anunció su nueva estrategia, los títulos quedaron rezagados en cola de las 30 empresas del DAX. Era el final de un largo debate sobre el rumbo que iba a tomar el Deutsche Bank. Solo se había publicado un esbozo de la futura estrategia y los detalles vendrían después. Pero los inversores empezaron a vender sus acciones que, desde entonces, cayeron en casi un 10%.

Dos a la cabeza

Algunos de los grandes accionistas están enfadados por la directiva bicéfala compuesta por Jürgen Fitschen y Anshu Jain. Se les acusa de realizar muchas promesas y pocos actos. Aunque las acciones hayan subido un 12% desde que llegasen a la directiva, siguen a la cola del DAX. Tampoco van a cumplir la promesa de conseguir beneficios de capital propio del 12% hasta finales de 2015. El año pasado se quedaron en el 2,7% y la meta a conseguir es ahora el 10%.

Para muchos accionistas, esta estrategia anunciada no basta. Pretende reducir el volumen de negocio con clientes privados y vender el Post Bank, adquirido hace 6 años. También eliminarán filiales y todo eso reduciría el balance en aras a tener las reservas suficientes que exigen los organismos reguladores. Pero solo es una pequeña maniobra y no un cambio de rumbo, criticaba Klaus Nieding, de la Asociación de Protección de los Propietarios de Valores. Muchos accionistas preferirían dividir en banco en dos líneas: cliente privado y banco de inversión.

Más malentendidos

Tampoco se ven los efectos de la ofensiva de comunicación de la directiva. Al contrario, en entrevista con la revista especializada “Wirtschaftswoche”, el director del consejo de Administración Paul Achleitner apuntó sobre Fitschen y Jain que todos son sustituibles. Se trata del futuro del banco y no del individuo, algo que no indica precisamente un juramento de fidelidad. Por su parte, ambos directivos contrarrestaron la información defendiendo su estrategia en el Frankfurter Allgemeine y descartando la dimisión.

Aún así, el banco sigue enfrentándose a los fantasmas del pasado. Por ejemplo, la última multa récord de 2.500 millones de dólares por el escándalo de manipulación de intereses. El alto monto se debe, en parte, a la falta de cooperación de la directiva para esclarecer el caso. Y los accionistas, tampoco ven con buenos ojos que Fitschen esté cada semana en el juzgado de Múnich por el caso Kirch.