Después de la tormenta

Después de la tormenta – La economía egipcia y el nuevo comienzo

Casi dos años tras el derrocamiento del antiguo presidente Hosni Mubarak Egipto sigue debatiéndose en la búsqueda de un nuevo rumbo político. Tanto o más decisiva para el futuro del país árabe es la mejora de la política económica, pues décadas de corrupción y mala gestión han conducido a Egipto a una situación crítica. La mitad de la población es pobre, el desempleo, sobre todo entre la juventud, alcanza cifras alarmantes, el abismo entre ricos y pobres es cada vez mas profundo. El nuevo gobierno del presidente islamista Mohammed Mursi ha anunciado numerosas mejoras. La población espera impaciente a los hechos.

Los colaboradores de Deutsche Welle Jaafar Abdul Karim y Thomas Hasel han viajado a Egipto en otoño de 2012 para observar de cerca la actual situación económica y social en este país de 80 millones de habitantes. Ha hablado con gentes de todos los estratos sociales – ciudadanos de a pie, políticos, activistas, sindicalistas y expertos e intentan hallar una explicación al hecho de que Egipto se haya quedado estancado en el camino hacia convertirse en un país industrializado moderno. A menudo tropiezan con el legado de 30 años de mala gestión del gobierno de Mubarak: una excesiva burocracia que sofoca todo impulso innovador, un ejército que impide cualquier intento de competitividad con tal de conservar sus privilegios económicos, un sistema en el que las relaciones personales cuentan más que la eficiencia individual y una política social que perjudica a los pobres e beneficia a los ricos.

Pero también descubren proyectos que despiertan esperanzas. Muchos egipcios han dejado de confiar en el Estado y toman el porvenir en sus propias manos. Aún no está claro si se producirá una rápida mejora de la situación socioeconómica de la población del país del Nilo, pero una cosa sí es cierta: si esto no sucede, Egipto estará pronto a las puertas de una segunda revolución.

Después de la tormenta – La economía tunecina y el nuevo comienzo

Transcurridos casi dos años de la Revolución de los Jazmines la situación política de Túnez se halla más o menos estable. Pero el nuevo gobierno no ha podido proporcionar todavía a la población lo que reivindicaba entonces: trabajo. Los colaboradores de Deutsche Welle Anne Hoffmann y Selim Harbi viajan a un país en pleno proceso de cambio. Conocen a jóvenes con una buena formación que intentan avanzar e impulsar a su país con sus nuevas ideas y energías. Pero también encuentran a mucha gente desesperada.

Con valor Slim Nasraoui se enfrenta al cambio. Junto con su hermano Khaled ha construido la primera fábrica de productos solares de Túnez, en medio de la región pobre Oued Zarga, cerca de la frontera argelina. Les ha dado trabajo a 30 personas de los alrededores.

Cerca de la ciudad Sfax, en la región costera hacia el sur del país, se halla la fábrica de Slim Fendri, el mayor productor de aceite de oliva de Túnez. Su aceite biológico fue catalogado hace poco por la revista alemana Biopress entre los 25 mejores aceites de oliva. El producto se exporta a comercios de especialidades culinarias, sobre todo en Francia. Esto no era posible en tiempos del antiguo régimen.

También se percibe un halo de esperanza en el interior del país, en las pobres y áridas regiones de los alrededores de Kasserine, donde en 2011 se inició la revolución. Las mujeres han creado una cooperativa en la que elaboran productos tradicionales como alfombras, telas, objetos de mimbre y de barro. La iniciadora fue la artista Sadika Keskes de Túnez, la capital. Su organización "Femmes, montrez vos muscles" (¡Mujeres, muestren sus músculos!) trabaja con las mujeres y las incentiva con pequeñas sumas de dinero.

En el árido sur también se vislumbran pequeños cambios, pero continúa reinando una profunda desesperación. El gobierno sigue sin ocuparse de las gentes de las regiones de las minas de fosfato, cerca de Redayef y Metlaoui. Aquí se registraron los primeros levantamientos en 2008 que fueron silenciados por el antiguo régimen. Murieron 4 hombres. Hoy en día ya nadie quiere trabajar en las minas de fosfato estatales por sueldos miserables, sin derechos laborales ni seguro médico.

Pero la realidad no ha cambiado mucho. La cuarta parte de los tunecinos está sin trabajo. Siguen registrándose huelgas y las reformas planificadas en la economía no avanzan. No se incentiva la inversión. A todo ello hay que añadir las embestidas de islamistas radicales a las que el gobierno de Ennahda no pone eficaz freno. ¿Podrá echar raíces y crecer la joven planta de la democracia? ¿Qué posibilidades hay de que la economía realice un avance en un tiempo previsible?

Parte 1: La economía egipcia tras la caída de la dictadura

DW (Latinoamérica)

VI 23.11.2012 – 02:15 UTC
VI 23.11.2012 – 10:15 UTC
VI 23.11.2012 – 16:15 UTC
SA 24.11.2012 – 05:15 UTC
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Parte 2: La economía tunecina tras la caída de la dictadura

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