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Rastreando armas atómicas

15 de marzo de 2012

La comunidad internacional sospecha que los programas nucleares de Corea del Norte e Irán tienen objetivos militares y no civiles. Pero, ¿cómo se puede saber a ciencia cierta si un Estado posee una bomba atómica o no?

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Imagen: dapd

Hay dos maneras de producir material atómico susceptible de ser utilizado para fabricar armas: mediante el enriquecimiento de uranio en centrífugas especiales o extrayendo ciertas partículas de plutonio del combustible nuclear agotado en una instalación especial. Una vez que un Estado ha autorizado la supervisión de sus plantas por parte de los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), no podrá esconder sus programas secretos: cuando se intenta fabricar una bomba atómica, siempre se dejan rastros.

“Los inspectores analizan las actividades declaradas de la planta nuclear, en general, y verifican la cantidad de material atómico disponible y los proceso de enriquecimiento que tienen lugar en ella. Los hallazgos se comparan para determinar si son consistentes, si una cosa tiene que ver con la otra”, explica Klaus Mayer, químico del Instituto para Elementos Transuránicos, de Karlsruhe, acotando que abundan los indicios para descubrir los verdaderos fines de un programa nuclear declarado como de carácter civil.

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Una vez que un Estado autoriza una supervisión por parte del OIEA, ya no puede esconder sus programas secretos.Imagen: picture-alliance/dpa

“Bibliografía especializada, fotografías satelitales, análisis de partículas, de controles de exportación de materiales o de transacciones comerciales; esas y otras fuentes de información pueden contribuir a que la inspección de una instalación atómica sea lo más exhaustiva posible”, agrega Mayer. Desde luego, el libre acceso a las plantas nucleares es muy importante porque permite hacer mediciones con aparatos portátiles o tomar muestras y analizarlas en un laboratorio no relacionado con la instalación atómica supervisada.

Apertrechando a los inspectores

“El tamaño del espectrómetro de iones más reciente le da una gran sensibilidad y nos brinda una resolución muy alta”, explica el ingeniero Magnus Hedberg, colega de Mayer, aludiendo a un aparato monstruoso mediante el cual se puede descubrir si el material analizado ­es uranio en forma natural, uranio enriquecido para ser utilizado en un reactor nuclear, o uranio altamente enriquecido, con el que se pueden fabricar armas de gran potencia. Poco importa que las cantidades de las partículas por analizar sean mínimas.

“Nosotros podemos analizar cientos de millones de partículas en pocas horas, sólo para dar con unas cuantas partículas de uranio que nos interesan”, sostiene Hedberg. El experto asegura que este proceso de análisis es tan preciso, que hasta permite reconstruir la historia entera de una instalación atómica. En otras palabras, los investigadores pueden establecer qué procesos de producción han tenido lugar en su seno, a qué temperaturas se desarrollaron y qué compuestos químicos fueron producidos.

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Una señal de tránsito indica el camino hacia la central atómica de Busher, en Irán.Imagen: AP

En el caso del plutonio, los inspectores pueden determinar hasta en qué tipo de reactor fue producido. “Las muestras se pueden recoger en los talleres de la planta nuclear, en los vestuarios de sus trabajadores, en la cantina o en la oficina del director”, comenta Mayer. Al parecer, siempre se pueden encontrar partículas con rasgos similares por su composición física, por su estado de impureza, por su morfología. Y esas señas “hablan” sobre el uso que se les quiere o se les puede dar.

El último recurso

Mayer dice que, si los inspectores no pueden recoger pruebas en una instalación atómica, sólo les queda una posibilidad para saber si en una planta se está construyendo una bomba nuclear o no. Indispensable es que los supervisores conozcan la duración de los lapsos de actividad de los reactores que son objeto de análisis.

“Como inspector, debo tener siempre en consideración que la ausencia de partículas no significa que no existan indicios que apunten hacia determinadas actividades. La verificación siempre debe hacerse de manera contínua, crítica y en colaboración con el Estado que acepta ser supervisado”, enfatiza Mayer.

Autores: Fabian Schmidt / Evan Romero-Castillo
Editor: Pablo Kummetz