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Peligrosas y resistentes

25 de mayo de 2011

Las cepas más peligrosas de las bacterias Eschericia Choli provocan, además de diarreas graves, insuficiencia renal y, en el peor de los casos, la muerte. Un tratamiento con antibióticos puede ser contraproducente.

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Bacterias E. coli (Foto del Instituto Robert Koch).
Bacterias E. coli (Foto del Instituto Robert Koch).Imagen: Robert Koch Institut


El brote infeccioso con la cepa 0157:H7 de Escherichia coli que afecta a unas 400 personas en Alemania fue detectado en Baja Sajonia y se ha extendido de norte a sur en más de seis estados alemanes, desde Hamburgo hasta el Sarre. Una anciana de 83 años fue la primera víctima mortal y el lunes pasado murió otra paciente en Bremen. En Fráncfort hay dos pacientes en coma inducido y se sospecha de varios afectados en Potsdam y Berlín.

Las bacterias E.coli son parte de la flora intestinal de animales y humanos, en su mayoría inofensivas, pero en algunos casos, como los citados, pueden provocar cuadros graves con diarreas, eventualmente sanguinolentas, cólicos y a menudo sin fiebre. En un 8 por ciento de los casos, las E. coli producen el llamado síndrome hemolítico urémico (HUS por sus siglas en inglés).

Estas bacterias se hallan, por lo general, en el intestino de vacas, ovejas, cabras y algunos animales salvajes, y de allí pueden trasladarse a la leche o la carne de esos animales. También pueden ser transportados en el abono que se utiliza en el agro, contaminando así la verdura y la fruta. Las E. coli son inocuas para los animales, pero pueden resultar sumamente peligrosas para el ser humano.

“En Alemania se producen unas 1.000 infecciones con E. coli por año, de los cuales 60 son graves”, dice Susanne Glasmacher, del Instituto Robert Koch de Berlín.

E. coli pueden ser mortales

Cultivo de bacterias Escherichia coli, causantes de infecciones. Se las puede hallar en alimentos.
Cultivo de bacterias Escherichia coli, causantes de infecciones. Se las puede hallar en alimentos.Imagen: dapd

El síndrome hemolítico urémico, o HUS, se caracteriza por la destrucción de glóbulos rojos ocasionada por las toxinas que segregan las bacterias. Es por eso que, en las infecciones muy graves, se producen peligrosas hemorragias en diversos tejidos del organismo, como en el de los riñones, pudiendo dañarlos y causar un fallo o insuficiencia renal. En el peor de los casos, la enfermedad produce la muerte.

Antibióticos empeoran la infección

Si se produce una infección por Escherichia coli, la medicina se enfrenta a dos grandes problemas. Por un lado, las cepas peligrosas de esa bacteria son difíciles de diferenciar de las más inofensivas que habitan el intestino humano. Por el otro lado, cuando se las identifica, no es posible aplicar un tratamiento, ya que las bacterias reaccionan agresivamente a los antibióticos, liberando una gran cantidad de toxinas, explica Susanne Glasmacher, lo cual agrava aún más el transcurso y los síntomas de la enfermedad.

“En este caso, es absolutamente contraproductivo recetar antibióticos”, dice la experta. Los médicos sólo pueden aliviar los síntomas por medio de infusiones intravenosas para contrarrestar la pérdida de líquido. En ciertos casos graves, se recomienda también realizar un lavaje de sangre por diálisis para evitar daños irreversibles en los riñones.

Medidas de higiene: más importantes que nunca

Lavarse las manos y lavar frutas y verduras o pelarlas es esencial.
Lavarse las manos y lavar frutas y verduras o pelarlas es esencial.Imagen: picture-alliance/ ZB

Lo único que ayuda a protegerse de una infección con E. coli es mantener estrictas medidas higiénicas básicas, como lavarse las manos después de ir al baño, y, por supuesto, antes de tocar los alimentos.

Además, se recomienda lavar bien los utensilios de cocina con los cuales se hayan cortado verdura o carne cruda. También se deben lavar las verduras y las frutas muy cuidadosamente bajo agua corriente. Y cocer tanto la carne como la verdura unos diez minutos a 70 grados centígrados, ya que a esa temperatura las bacterias mueren.

Autora: Judith Hartl/ Cristina Papaleo

Editor: Enrique López Magallón