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DD.HH.: ¿continuará el diálogo de sordos Cuba-EE.UU.?

Amir Valle (EL)31 de marzo de 2015

Washington y La Habana llegan a esta reunión sobre Derechos Humanos con la misma estrategia de encuentros anteriores en otras áreas: acercar posiciones como paso prioritario para conseguir algún acuerdo posterior.

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Imagen: Getty Images

Barack Obama y Raúl Castro ponen este martes en Washington sobre la mesa de negociaciones las primeras cartas de su interés en derribar también el mayor muro de discordia en la historia de confrontación entre Cuba y Estados Unidos: los derechos humanos; un debate que se limitará en esta reunión preliminar a establecer la metodología y la estructura de las futuras conversaciones que permitan sortear las enormes diferencias y los numerosos puntos de confrontación existentes sobre este delicado tema.

Precisamente ese sello, el de la confrontación, el de las ideas contrarias irreconciliables comienza a imperar ya en las primeras declaraciones de quienes encabezan ambas delegaciones: Pedro Luis Pedroso, subdirector general de Asuntos Multilaterales y Derechos Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y Tom Malinowski, subsecretario de Estado para Democracia, Derechos Humanos y Trabajo en Estados Unidos, lo que ha provocado que los analistas lancen dudas sobre qué pueda lograrse si se mantiene el clásico atrincheramiento del gobierno cubano y la administración de Obama continúa su táctica de hacer concesiones sin exigir nada a cambio.

Detención de opositores en Cuba (imagen de archivo)
Detención de opositores en Cuba (imagen de archivo)Imagen: Reuters

Tono "constructivo"

Mientras el Departamento de Estado norteamericano ha sido parco al explicar qué pretende conseguir en las negociaciones que hoy se inician, el comunicado de La Habana es un claro posicionamiento en las mismas ideas de los últimos 50 años: Cuba espera que el diálogo se desarrolle en un tono "constructivo" sobre bases de igualdad y reciprocidad, y manifiesta que expondrá en esta reunión los "logros en la promoción y protección de todos los derechos humanos" tanto en la isla como en los países donde está presente la cooperación cubana, con especial énfasis en la sanidad y la educación, pero también comunicará la preocupación del gobierno cubano sobre la violación de los derechos humanos en Estados Unidos.

Cuba ha admitido siempre que tiene "profundas diferencias" con Estados Unidos y el resto del mundo occidental en relación a los sistemas políticos, la democracia, los derechos humanos y el derecho internacional, y todo parece indicar que esta vez, como ha hecho en sus usuales discursos sobre Derechos Humanos en la ONU, también insistirá en que no son válidos los cuestionamientos a la política cubana porque “ni Estados Unidos, ni Europa, ni el resto de los países capitalistas tienen moral para pretender condenarnos por derechos que ellos violan constantemente en sus países”, expresó en una reciente entrevista el expresidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón de Quesada.

¿Victoria contra el imperio?

Entretanto, en la isla el discurso oficial ya ha anunciado que esta será otra victoria contra el imperio; los espacios informativos de debate político se han concentrado en temas relativos a la violación de los derechos humanos en países capitalistas (la censura contra periodistas y escritores en América Latina y Europa fue el tema de discusión de la más reciente Mesa Redonda televisada); se prepara intensamente a la delegación oficial de la sociedad civil que mostrará en la Cumbre de las Américas los logros de la Revolución Cubana y, al mismo tiempo, se efectúan continuos actos de represión contra los sectores de la sociedad civil independiente que se organiza por sus medios para intentar asistir a esa Cumbre en Panamá; se reprime cada actividad de las mujeres del movimiento Damas de Blanco; se ha retirado los pasaportes a numerosos opositores y artistas disidentes para impedir sus viajes al exterior; la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional reporta más de 200 detenciones políticas durante febrero y el Comité de Ciudadanos por la Integración Racial denuncia el empeoramiento del racismo y las condiciones de vida de los ciudadanos negros en Cuba.

¿Exigirá Washington respuestas concretas a estas violaciones o, como piensa el 54 por ciento de la población norteamericana, Obama continuará utilizando hacia Raúl Castro la estrategia del avestruz?