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Turquía y la crisis siria

7 de octubre de 2012

“Los aliados de la OTAN cometieron un gran error al suponer que el presidente sirio sería derrocado fácilmente; pero, de todos ellos, es Turquía quien paga el precio más caro por esa ingenuidad”, dijo experto a DW.

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Imagen: Reuters

Baha Güngor, director de la redacción turca de Deutsche Welle, habló con Michael Lüders sobre las fricciones diplomáticas entre Ankara y Damasco propiciadas por los ataques perpetrados desde territorio sirio contra poblaciones cercanas a la frontera binacional. Lüders fue corresponsal del semanario alemán Die Zeit en el Cercano Oriente por mucho tiempo, escribió volúmenes dedicados a la “primavera árabe” y al conflicto internacional en torno al desarrollo de energía nuclear en Irán y asesora a empresarios y políticos con intereses en esa región.

Deutsche Welle: Todo apunta a que el mandato del presidente sirio Bashar al-Assad está por terminar por las malas. Pero, ¿se sabe quién tomará el poder en ese país cuando caiga?

Michael Lüders: De momento, el Gobierno dominado por la minoría religiosa de los musulmanes alauitas sigue en pie. Pero el futuro inmediato de Siria tras el derrocamiento de Assad es una incógnita. La oposición siria está desunida, plagada de rivalidades internas. No hay un comando central que dirija sus actuaciones; lo que existen son caudillos regionales y combatientes. En muchos casos, los rebeldes provienen de Irak y muestran afinidades con los salafistas e incluso Al Qaeda.

El talante radical de una parte de los opositores de Assad es una de las razones por las cuales los sunitas de la clase media urbana, que se concentran sobre todo en ciudades como Aleppo y Damasco, titubean a la hora de apoyar a los rebeldes. Y es que ellos no saben lo que les depara el futuro ni quién tendrá la sartén por el mango cuando este conflicto termine. ¿Quiénes van a imponerse al final, los sunitas moderados o los radicales? Esa es una pregunta inquietante para los sunitas y también para los drusos, los cristianos y otras minorías religiosas.

Nahost Experte Michael Lüders
Michael Lüders, especialista en temas relacionados con la actualidad en el Cercano Oriente.Imagen: picture-alliance/ dpa

Ante la duda, muchos preferirían que las cosas regresaran al estado en que estaban antes de las revueltas populares en contra de Assad. Es posible que Siria termine dividida en territorios regidos por diferentes líderes, grupos religiosos o étnicos.

¿Cree usted probable que el Gobierno de Ankara rompa relaciones diplomáticas con el de Assad y que estalle una guerra entre ellos tras los ataques perpetrados desde territorio sirio contra poblaciones turcas cercanas a la frontera binacional? Si eso sucede, ¿no se corre el riesgo de que una crisis nacional se convierta en un conflicto regional o internacional? Después de todo, Turquía pertenece a la OTAN…

Hasta cierto punto, la crisis siria ya es un conflicto internacional. Todo comenzó con el alzamiento de los sunitas, sobre todo los más pobres. Ahora, factores externos se han involucrado en ese problema interno: por un lado están los europeos, los estadounidenses, los turcos y las élites de Arabia Saudita y Qatar, que respaldan militar y económicamente a los rebeldes. Por el otro, Rusia, China e Irán, quienes le guardan las espaldas al Gobierno de Assad. No obstante, el actual enfrentamiento armado entre Turquía y Siria es el escenario más peligroso que hemos visto desde el inicio de la guerra civil, en marzo de 2011.

Yo no creo que a Ankara le interese actuar militarmente en contra de Siria; pero eso es posible, si los ataques sirios continúan y si se complica la ‘cuestión kurda’. Como Turquía le dio la oportunidad a la oposición siria de organizarse en su territorio, Assad se vengó dejándole el norte de Siria a la Unión Democrática de Kurdistán –un grupo derivado del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK)– para que le cause problemas al Ejército turco desde allí. Hay zonas de sureste de Turquía que ya no están bajo el control de las Fuerzas Armadas turcas.

Si los militares turcos caen en provocaciones y entran al norte de Siria, Turquía se verá atrapada en la guerra civil siria. Ese escenario sería muy similar al que protagonizaron las fuerzas de la OTAN en Afganistán: ellas entraron a ese territorio y después se les hizo muy difícil salir. Los aliados de la OTAN cometieron un gran error al suponer que Assad sería derrocado fácilmente, pero, de todos ellos, es Turquía quien paga el precio más caro por esa ingenuidad. Y no solamente por ser quien recibe a los refugiados sirios.

Como vecino de Siria, las fronteras turcas corren el riesgo de sufrir los embates del conflicto armado. Ni siquiera sus grandes ciudades están realmente a salvo de ataques terroristas perpetrados por radicales kurdos o combatientes sirios. Por si fuera poco, el compromiso del actual Gobierno turco con los opositores de Assad en Siria es mal visto por los alevitas turcos. Éstos simpatizan con los alauitas sirios y con el presidente de Siria, Bashar al-Assad.

Erdogan, el hombre fuerte de Ankara, sólo puede resolver este problema estableciendo un diálogo nacional con los kurdos moderados y con los alevitas. Si no lo hace, Turquía puede verse involucrada en una guerra con Siria y abandonada a su suerte por la OTAN hasta que los militares sirios cometan una infracción realmente grave, como entrar a territorio turco con sus tanques.

Autor: Baha Güngor (ERC)
Editora: Emilia Rojas Sasse