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Conjuran amenaza de elecciones anticipadas en los Países Bajos

29 de marzo de 2012

En el trasfondo está la crisis que atraviesa Holanda, ya en recesión técnica, y con una previsión de crecimiento magra para los tres próximos años, según datos oficiales.

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Imagen: dapd

Por la mínima, agotando el último segundo del tiempo de juego, los principales partidos políticos de los Países Bajos, los tres del arco conservador, lograron hoy superar sus diferencias en torno a los recortes a aplicar en las cuentas públicas para reducir el déficit y así conjuraron la amenaza de nuevos comicios, informó la agencia ANP.

La tensión fue máxima hasta esta misma tarde. El primer ministro, Mark Rutte, del liberal de derechas VVD, que integra el gabinete de coalición junto al democristiano CDA, se jugaba su futuro político en el pulso negociador que mantuvo con la tercera fuerza del país, el islamófobo Partido de la Libertad de (PVV) de Geert Wilders.

Sobre la mesa, la "complejas negociaciones" que se realizan en la Catshuis, un edificio histórico de La Haya, ex residencia de los primeros ministros de los Países Bajos, y cuyo objetivo es aplicar un duro programa de ajustes y ahorro, en torno a los 9.000 millones de euros, para que Holanda logre sus metas de cumplir con un límite máximo de déficit del 3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) para 2013, según ha prometido a la Comisión Europea.

Las "conversaciones de la Catshuis" que llevan -en secreto, sin filtraciones a la prensa- tres semanas están siendo muy tensas. En el trasfondo está la crisis que atraviesa Holanda, ya en recesión técnica, y con una previsión de crecimiento magra para los tres próximos años, según datos oficiales.

Mientras VVD y CDA han desplegado una panoplia de propuestas de recortes en diferentes partidas presupuestarias, Wilders ha jugado hasta este miércoles por la noche al duro de la película. La estabilidad precaria del gobierno depende de su apoyo, por lo cual, Wilders tiene, de alguna manera, la última palabra.

Tanta es la crispación tangible en al aire que este miércoles por la noche Wilders amenazó con abandonar la mesa negociadora y, con ello, dinamitar la estabilidad de gobierno conservador, que el próximo 9 de junio cumple apenas dos años de vida. El líder del islamófobo y xenófobo PVV no quiere recortes en áreas tan sensibles como la pensiones o el gasto social.

El hermetismo rodea los contactos, pero la única información que trascendió a la prensa fue que las negociaciones atraviesan una "fase muy difícil", mediante un mensaje sms del servicio de prensa del gobierno.

Aunque esta mañana parecía que todo podía patinar, VVD, CDA y PVV comunicaron en la tarde que se han limado las principales asperezas y que ya hay "perspectivas" de alcanzar acuerdos para aprobar los duros ajustes que se avecinan: todo sigue igual de complicado, pero -al menos de momento- Wilders ha decidido no poner una carga de profundidad bajo los cimientos del gobierno.

De momento se evita el fantasma de nuevas elecciones, pero no todos están satisfechos. La oposición de izquierdas en el Parlamento ha calificado las negociaciones de "puesta en escena teatral" y piden elecciones que aclaren el panorama político.

Según explicó esta tarde Diererik Samson, el líder del partido laborista (Pvda), el principal de la oposición, decidir seguir adelante en estas circunstancias, cuando las diferencias de criterio son tan grandes, "es un riesgo demasiado alto".

Otros partidos de la oposición de izquierdas como Groenlinks (izquierda verde) también criticaron a Rutte y más en concreto a Wilders, quien tiene la llave del futuro del gobierno.

"Es una situación irresponsable permitir que el futuro y la suerte de todo un país esté en las manos de un solo hombre", comentó la líder de esa formación, Jolande Sap.

Y es que Wilders "debe elegir ahora entre el interés del país o el suyo personal", según titulaba hoy el periódico "De Telegraaf" online.

Fuente: DPA

Editor: Enrique López