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Concluye ronda de negociaciones EE.UU.-Irán

23 de febrero de 2015

Las negociaciones sobre el programa nuclear iraní se reanudarán la próxima semana, hecho que es visto como un avance en el proceso multilateral. Sin embargo, falta conocer el contenido de los puntos que se abordaron.

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El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, participó en la ronda de Ginebra
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, participó en la ronda de GinebraImagen: picture-alliance/dpa/A. Gebert

Una ronda más de negociaciones internacionales sobre el programa nuclear iraní concluyó hoy en Ginebra con ciertas señales de progreso y la voluntad de mantener un ritmo acelerado de reuniones, con nuevos encuentros convocados para dentro de apenas una semana.

Aunque convocadas como negociaciones entre Irán y el G5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia , Rusia y China, más Alemania), fueron estadounidenses e iraníes quienes en realidad mantuvieron una maratón de reuniones.

La intensidad de estos encuentros y su frecuencia ha reafirmado que cualquier acuerdo sobre el programa nuclear iraní pasa por un entendimiento previo entre Teherán y Washington, que ambas capitales parecen creer posible.

La primera muestra de ello ha sido la presencia del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y de su homólogo de Energía, Ernest Moniz, físico nuclear de formación; así como del ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, y del director de la Organización de Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi.

Aunque su posición oficial es de cautela, los gestos de EEUU apuntan a que está dispuesto a hacer lo posible para llegar a un acuerdo con Irán.

Esto sería no sólo un éxito sin precedentes de la política exterior del presidente estadounidense, Barack Obama, sino que también evitaría una radicalización del régimen iraní y su acercamiento al único gran aliado que le quedaría: Rusia.

Rusia estuvo presente

Durante la jornada negociadora de hoy se sucedieron reuniones entre Kerry, Zarif, Moniz y Salehi, así como entre los equipos dirigidos por sus adjuntos. Fuera de ellas, la única reunión que tuvo la delegación iraní fue con la de Rusia.

En circunstancias en las que se ahonda la crisis entre Rusia y Occidente por el conflicto separatista en el este de Ucrania, estas negociaciones son una oportunidad única para normalizar las relaciones con Teherán y alejarlo de la órbita rusa.

La oferta de Rusia de un nuevo sistema de misiles para Irán, conocida en plenas negociaciones nucleares, surge como una señal adicional de quiebra de la supuesta unidad del G5+1 frente a Irán.

La implicación de Rusia en el conflicto armado del este de Ucrania y las sanciones económicas con las que han respondido EEUU y la Unión Europea han provocado una escalada de hostilidad entre Washington y Bruselas, por una parte, y Moscú, de la otra.

El fracaso de quince meses de negociaciones, que deben extenderse hasta fines de junio próximo, conforme al último plazo acordado, equivaldría a empujar más a Irán hacia la esfera de Moscú.

Además, significaría perder la posibilidad de utilizar su influencia regional, en momentos en que la inestabilidad y el caos reinan en gran parte de Oriente Medio.

Importancia estratégica

Irán, el mayor país de población mayoritariamente chíi, puede ser un aliado de peso en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico, identificado con una versión radicalizada del islam suní y que controla áreas importantes de Irak y Siria.

Asimismo, Irán tiene igualmente un rol geopolítico en la convulsionada Irak, en Siria -a cuyo régimen ha apoyado desde el estallido de la revolución que se convirtió en guerra civil- y en Líbano.

Fuentes occidentales han señalado que aunque todavía hay camino que andar hasta un acuerdo, se ha conseguido "limar" diferencias en algunos temas importantes que se negocian, lo que coincide con la descripción de "útiles, serias y constructivas" que hizo Zarif las reuniones con su contraparte estadounidense.

El ritmo de las negociaciones, que se reanudarán la próxima semana, apunta a que las partes perciben que están avanzando.

Así lo indica también que se hayan abordado cuestiones muy sensibles, pero concretas, como el número de centrifugadoras que Irán podría mantener en funcionamiento o posibles periodos (de cinco a quince años) durante los que se sometería a controles estrictos, según indicaron fuentes que participan en el proceso.

Pero, como lo han descrito otros participantes "el diablo se esconde en los detalles", los cuales forzosamente se dejarán para el final.

EL(efe, NYT)