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Gays en Alemania: ¿aceptados por todos?

2 de abril de 2012

La tragedia de un joven gay chileno torturado por presuntos neonazis ha suscitado preguntas sobre la verdadera aceptación de la comunidad homosexual en el mundo. En Alemania, la situación es armónica... en la superficie.

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Imagen: picture-alliance/dpa

La tortura y muerte del joven homosexual Daniel Zamudio a manos de neonazis en Chile la pasada semana conmocionó a América Latina y al mundo entero, catapultando un ya de por sí controvertido tema al foco central del debate público: la homofobia en un país donde se creía que la homosexualidad era cada vez más tolerada.

Tras la huella homófoba dejada por el primer Gobierno del general Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931) con su supuesta caza de brujas contra los homosexuales en Chile, casi 5 décadas fueron necesarias para que las relaciones entre personas del mismo sexo fueran permitidas legalmente, aunque aún no se permite el matrimonio homosexual. En este inestable caldo de cultivo, la tragedia de Daniel Zamundio sacudió al país y levantó una ola de protestas.

A uno y otro lado del Atlántico

Brasilien Sao Paulo Gay Pride 2011
Festival del Orgullo Gay en Brasil: la comunidad homosexual en América Latina es cada vez mayor.Imagen: AP

Chile es considerado, en este aspecto, un país conservador, especialmente si se compara con la situación en países europeos como Alemania. En este último, la homosexualidad ha llegado a ser vista por amplios sectores de la sociedad como una orientación sexual tan común como la heterosexual, pero eso no significa que siempre sido así. El régimen nazi persiguió a los homosexuales ferozmente, razón por la cual resulta especialmente escabroso que todavía haya personas con esta ideología que cometan crímenes contra otros solo por ser homosexuales.

Hoy en día, el hecho de que incluso altas personalidades de las esferas políticas alemanas se hayan declarado públicamente gays, como el ministro de Asuntos Exteriores Guido Westerwelle o el alcalde de Berlín Klaus Wowereit, sin por ello sufrir ningún tipo de discriminación o bajada de popularidad –más bien al contrario-, da una idea de la aceptación que tiene la comunidad gay en Alemania. No obstante, al igual que en Chile, esto no significa que posibles amenazas a esta armonía no se escondan en las sombras.

Tal y como reporta el Proyecto Anti-Violencia contra Homosexuales en Berlín (MANEO), aunque los actos de violencia contra esta comunidad no son generalizados, sí se dan con cierta frecuencia, a manos de minorías homófobas, como los neonazis o atacantes de origen extranjero. En 2008, tres personas fueron brutalmente apaleadas por ser –o parecer- homosexuales; una de ellas acabó en coma y ha requerido asistencia sanitaria a partir de entonces. En 2009, un hombre que se encontraba con su pareja en el barrio gay berlinés de Schöneberg sufrió igualmente daños masivos en la cabeza a causa de un ataque perpetrado por atacantes anónimos.

Jörg Steinert
Jörg Steinert: “Las actitudes homófobas están extendidas por las escuelas, pero con diferentes intensidades."Imagen: picture-alliance/dpa

Discriminación en las aulas

Estudios realizados entre 2007 y 2011 por la Asociación de Lesbianas y Gays de Alemania (LSVD) dirigidos a jóvenes entre 14 y 21 años demostraron que la homofobia está ampliamente extendida por las escuelas alemanas, especialmente entre musulmanes. En entrevista con DW, el director de la asociación de Berlín-Brandeburgo, Jörg Steinert, asegura que “las actitudes homófobas están extendidas, pero con diferentes intensidades.”

Según el estudio de LSVD, entre jóvenes de descendencia inmigrante, 47,7% concordaron con la declaración “me resulta ofensivo ver a dos hombres besándose en la calle”. Entre los descendientes de origen ruso, el número aumenta a 75,8%, mientras que los hijos de padres turcos se mostraron de acuerdo en un 78,9%. Entre las mujeres estudiantes se observa menores niveles de homofobia, aunque también se mantenía relativamente alto entre jóvenes de origen ruso o turco.

Pero eso no significa que dentro de estas comunidades no haya personas gays. Las hay – y cuentan con un problema añadido a causa de tan escasa aceptación social. La Asociación de Lesbianas y Gays de Berlín-Brandeburgo ofrece ayuda a estas minorías. Y Urlich Kessler, portavoz de la asociación, afirma que no son pocos los que acuden a ellos en busca de consejo: “Los jóvenes gays vienen con sus madres, que quieren saber ‘qué le está ocurriendo a su hijo'. Quieren saber qué pueden hacer para ‘curar' su ‘enfermedad'”.

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La comunidad musulmana rechaza la homosexualidad abiertamente.Imagen: picture alliance/dpa

Educación, imprescindible

Entre la comunidad musulmana, éste es un poderoso motivo detrás de muchos matrimonios de conveniencia, según Kessler. Ahmad Mansour, psicólogo encargado del proyecto de igualdad entre la juventud “Héroes” en Berlín, describe este fenómeno con dos palabras: sociedad colectivista – una serie de reglas que deben ser cumplidas a toda costa. “El individualismo de las culturas occidentales, en las que los hombres de entre 18 y 20 años comienzan a buscarse la vida y su identidad, no existe en sociedades colectivistas”, dijo Mansour en entrevista con DW.

En círculos conservadores, según Mansour, a los jóvenes musulmanes no se les está permitido usar la palabra “sexo”, utilizando eufemismos como “relaciones físicas” o “descubrimiento del cuerpo” en su lugar. No es tan importante que una mujer sea virgen antes del matrimonio como el que la gente a su alrededor así lo crea. “Y lo mismo pasa con los gays y lesbianas", agrega.

Mansour es de la opinión que la preferencia sexual debe ser un tema discutido en las escuelas, porque, según él, “la mayoría de la gente proveniente de estas culturas no han aprendido sobre ello. Cuestionar ciertas reglas y conductas no es algo que esté incluido en su educación.”

Por medio del diálogo y la formación, se espera que los pequeños brotes de homofobia en Alemania terminen por desaparecer. Y quizás, así, sembrar un ejemplo para el resto del mundo.

Autora: Lydia Aranda Barandiain / Sabine Ripperger
Editora: Rosa Muñoz Lima