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Comentario: las críticas del Papa

Christoph Strack (ER/VC)23 de diciembre de 2014

Pocas veces un jefe ha dado públicamente un tirón de orejas tan fuerte a la plana mayor de su equipo como lo hizo ahora el Papa Francisco. Pero su mensaje también representa para él un desafío, opina Christoph Strack.

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Imagen: picture-alliance/dpa/A. Lingria

¡Qué marco más notable! Una típica idea de Francisco. A ningún otro Papa se le había ocurrido. Para la fiesta de Navidad invita a todos los que trabajan en el Estado del Vaticano y sus familias. A todos. La sala de audiencias está repleta. “Los jardineros, el personal de limpieza, los porteros, los jefes de secciones, los ascensoristas, los funcionarios… Gracias a su trabajo diario y su esfuerzo, la Curia se muestra como un cuerpo vivo en movimiento: un rico mosaico de diversas piezas que son complementarias y necesarias”. Un niño pequeño recibe un autógrafo en el yeso de su brazo. Y el Papa pide perdón por las faltas suyas y de sus colaboradores.

Pero no hay que engañarse. No todo es apacible. Horas antes, Francisco se había reunido con el personal directivo del Vaticano. Y habló de todo aquello que ensombrece la institución. Enumeró 15 enfermedades que aquejan a la curia romana. Mencionó la vanagloria, el afán de poder, la arrogancia, el chismorreo, el Alzheimer espiritual y suma y sigue. “Una curia que no hace autocrítica, que no se actualiza y no trata de mejorar es un cuerpo enfermo”, dijo. E instó a su auditorio a orar para que sanen “las heridas del pecado” que todos llevamos.

Palabras impactantes

¿Puede hacer un jefe algo así? ¿Puede reprochar a su personal directivo, de manera más o menos sorpresiva, arrogancia, vanidad y mundanidad? ¿Y esto, en el ambiente apacible de las horas previas a la Navidad? El Papa Francisco lo hizo. Viendo el eco mediático nacional e internacional puede uno imaginar el efecto que habrán tenido sus palabras en sus oyentes. Los religiosos, en su mayoría cardenales y obispos, probablemente hayan guardado un silencio muy decidor. Hace unos años, el jefe de la “empresa” llamada Iglesia católica dedicó su discurso a un diagnóstico de fondo del estado del mundo. Ahora, con sus advertencias, el Papa probablemente coincida con lo que muchos piensan, salvo dentro del “sistema” de la Iglesia.

Pero él es la máxima autoridad de esta institución. ¿Qué pasará en su interior? Los grandes escándalos, la salida a la luz de décadas de violencia sexual contra menores, los abismos financieros, los vatileaks, problemas comunicacionales; todo eso proviene de la época de su antecesor, que ciertamente no es culpable de todo lo ocurrido. Aunque hace unos meses se supo también que el exsecretario de Estado, Bertone, mandó habilitar una elegante vivienda de algunos cientos de metros cuadrados en el Vaticano para pasar allí su vejez.

Críticas al sistema

Las críticas del Papa argentino no apuntan sin embargo a cosas puntuales. Lo que a él le importa es la postura de fondo, la humildad. “¡Una visita a los cementerios nos podría ayudar a ver los nombres de personas que tal vez también pensaban ser inmortales, inmunes e indispensables!”, dijo. Uno solo puede intuir los pensamientos y preocupaciones que embargan el corazón de Francisco cuando cada noche se retira a orar silenciosamente en la capilla de Santa Marta.

Christoph Strack.
Christoph Strack.Imagen: DW

Pero cada líder es responsable de la gente que lo rodea. Cualquier empresa solo es buena si el jefe consigue arrastrar a sus colaboradores. Puede que Francisco haya incrementado con su discurso la frustración o la soterrada rabia de uno que otro colaborador, pero también aumenta la presión sobre sí mismo. Quien detecta arrogancia y vanagloria en personas de altos cargos, tiene que inducir cambios. O reemplazar a esas figuras. El diagnóstico y el análisis son una cosa; otra es la terapia.

Al Papa, que entretanto tiene 78 años, le espera un año de extrema importancia. Se propone viajar más que hasta ahora. Pero las mayores tareas le aguardan en el Vaticano. La reforma de la curia debe volverse más concreta. Y en octubre se llevará a cabo la segunda parte del sínodo de la familia. Puede que, en primer plano, el tema sea la familia, la fidelidad, el sexo y la moral. Pero, a fin de cuentas, se trata de cómo la Iglesia católica asume la modernidad, sin adaptarse simplemente al espíritu de los tiempos. Francisco, este conservador reformista, sabe que será un asunto delicado. Y que debería lograr que su equipo lo apoye.