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China viene por el Ártico

Mu Cui/PK10 de septiembre de 2013

El calentamiento global abre los hielos del Ártico para la navegación, lo que reduce el viaje de China a Europa en dos semanas: un nuevo impulso para el comercio mundial, pero no exento de riesgos.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Siempre se afirma que el calentamiento global daña la economía. El derretimiento en el Ártico abre, sin embargo, también nuevas posibilidades para la navegación marítima. Cuando un barco navega de China a Europa, toma hasta ahora la ruta por el Océano Índico y el Canal del Suez, un viaje que lleva de seis a siete semanas. La ruta por el Ártico es casi dos semanas más corta.

“Nuestro barco pasó el estrecho de Bering. Ahora nos hallamos a la altura de Noruega”, informa Cai Meijiang, el capitán, a la central de control del armador estatal chino COSCO. El carguero Yongsheng partió con casi 20.000 toneladas de maquinaria de Taicang, un puerto cerca de Shangái. Su arribo a Rotterdam está planeado para el 10 de septiembre. Duración del viaje: algo menos de cuatro semanas.

Dos semanas menos

La ruta por el Mar Ártico lleva casi trece días menos que la ruta tradicional por el Canal de Suez. Debido al cambio climático, el “pasaje del noreste” es ahora navegable unos cuatro meses por año. Dos barcos navegaron por primera vez por esa ruta en 2009. En 2012 ya habían sido 46 los buques que habían probado el pasaje. Ahora, China envía su primer mercante por esa ruta marina hasta no hace mucho cerrada para la navegación.

El viaje fue organizado por el gerente Cai Meijiang: “la ruta es mucho más corta, lo cual es muy positivo para la rentabilidad de los barcos y en cuanto al consumo de combustible”, dice en entrevista con la DW. Además, agrega, la ruta tradicional no está exenta de peligros: entre Indonesia y Malasia acechan piratas, lo mismo que en las costas de Somalia. Y la situación en Egipto no hace justamente más seguro el Canal de Suez.

Todas las navieras tienen enormes problemas debido a los altos precios de los combustibles, dice Cai Meijiang. De la ruta más corta se benefician no solo los armadores, sino también el comercio, ya que baja el precio de los productos. Además, las fechas de entrega son más previsibles. “Así es más fácil planificar”, dice Philip Koch, experto en comercio de la Cámara de Comercio de Hamburgo, “lo cual puede proporcionar nuevos impulsos al comercio mundial”.

Riesgos en el Ártico

La capa de hielo del Ártico continúa derritiéndose. Este año, Rusia autorizó 400 travesías de barcos a lo largo de sus costas. Científicos como el meteorólogo estadounidense Mark Serreze pronostican que todo el Ártico puede estar libre de hielo en el verano de 2030.

La ruta, sin embargo, también implica riesgos. Si bien es navegable en verano, los barcos son amenazados por numerosos icebergs. Cuando un carguero toma la ruta del Ártico debe ir a bordo un práctico ruso. A veces, los barcos son acompañados incluso por un rompehielos atómico ruso. Todo eso hace subir los costos y relativiza la ventaja en comparación con las rutas marítimas tradicionales.

El sector conoce los riesgos. Por eso, muchos armadores continúan optando por la ruta tradicional del sur. Unos 20.000 barcos atraviesan anualmente el Canal de Suez, solo una pequeña parte utiliza la ruta del Polo Norte. “Hasta que pueda aprovecharse todo el potencial de esa ruta pasarán todavía algunos años”, resalta Philip Koch, de la Cámara de Comercio de Hamburgo.

Son necesarias regulaciones internacionales

Riesgos existen no solo en el área económica, sino también para el medio ambiente. Jörg Feddern, experto de Greenpeace, dijo a DW que, a diferencia de la Antártida, el Ártico no es todavía una zona de protección de la naturaleza. Por ello, muchos barcos que atraviesan el pasaje norte usan para los motores aceite pesado, cuyas emisiones contaminan el ambiente en alto grado. Y si un barco sufriera un accidente en el Ártico, ello sería una catástrofe ecológica.

“Es necesario crear las regulaciones internacionales necesarias para que el transporte de bienes por el Ártico se realice con la mayor seguridad y la menor contaminación posible”, dice Jörg Feddern a DW. La Organización Marítima Internacional (OMI) trabaja actualmente en el desarrollo de un “Código Polar”, en el que se fijará cómo la ruta norte puede ser asegurada con una mejor infraestructura y claras regulaciones legales. La regulación podría entrar en vigor en 2014. Hasta entonces, cientos de barcos habrán atravesado el Mar Ártico.

Autor: Mu Cui / PK
Editora: Claudia Herrera-Pahl