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Buteflika, el rostro civil del régimen argelino

Kersten Knipp (CP)17 de abril de 2014

A pesar de estar gravemente enfermo, Abdelaziz Buteflika se presenta por cuarta vez como candidato a las elecciones presidenciales en Argelia, algo que beneficia sobre todo a la élite de poder del país.

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Abdelaziz Buteflika, presidente de Argelia.
Abdelaziz Buteflika, presidente de Argelia.Imagen: picture-alliance/AP Photo

Desde que sufrió un ataque cerebrovascular, en abril de 2013, el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, de 77 años, casi no aparece en público. En su último discurso, en mayo de 2012, dijo que su generación ya había cumplido con su cometido, y que ahora le tocaba el turno a los jóvenes. El anuncio del primer ministro de Argelia, Abdelmalek Sellal, sobre la candidatura del presidente, en febrero de 2014, soprendió a muchos. “Reducido a un estado casi vegetativo, el jefe de Gobierno ya no está capacitado para gobernar”, dictaminó el periódico Al Watan. Según el Quotidien d'Oran, el presidente solo dijo tres frases, y “dos de ellas parecían, por el lenguaje, un mensaje de texto”, añadiendo que “Argelia es el único país del mundo en el que el mensaje de un candidato no es un programa partidario, sino la prueba de que aún vive”.

Pero más allá de todas las críticas y burlas, los argelinos se preguntan por qué Buteflika vuelve a presentarse para cuatro años más de mandato, y por qué no se retira? “Candidato representante”, lo llamó el diario argelino La Liberté. Y la oposición también cuestiona la candidatura de Buteflika: “Nos preguntamos quién gobernará el país después de las elecciones”, señaló Abdezerrak Makri, presidente del partido “Movimiento por una sociedad pacífica”, cercano a los Hermanos Musulmanes.

Manfestación en Argelia contra el Gobierno. (1/3/2014).
Manfestación en Argelia contra el Gobierno. (1/3/2014).Imagen: FAROUK BATICHE/AFP/Getty Images

Lucha por el poder como trasfondo

De hecho, detrás de la escena se desarrolla una lucha por el poder cuyos contrincantes son el Ejército, el gobernante Frente de Liberación Nacional (FLN) y los servicios secretos (DRS). Una lucha en la que los intereses económicos juegan un papel esencial, explica el politólogo Rachid Ouaissa, de la Universidad de Maburgo, en conversación con Deutsche Welle. Según él, la política está estrechamente ligada a la economía argelina. “Es un conglomerado al cual pertenecen varios poderes: los militares, los servicios secretos, la familia Bouteflika, el FLN y una nueva generación de empresarios que se benefician, sobre todo, de la apertura del mercado de importaciones.”·Luego de la toma de cientos de rehenes por parte de terroristas islámicos en el yacimiento de gas de Aménas, en enero de 2013, en el cual murieron, según datos del Ministerio del Interior argelino, 23 rehenes y 32 terroristas, los miembros del FLN cercanos al Ejército acusan a los servicios secretos de perseguir únicamente sus intereses, por lo cual ya no tienen la situación del país bajo control.

Es por eso que, ante el trasfondo de la rivalidad entre el Ejército y los servicios secretos, opina Rachid Ouaissa, Abdelaziz Buteflika podría ser el único candidato sobre el cual el FLN, el Ejército y los servicios secretos podrían ponerse de acuerdo, dado que en sus tres períodos anteriores, Buteflika siempre cuidó de no aproximarse demasiado al Ejército ni a los servicios. Ahora, a una edad avanzada y marcado por su enfermedad, esa independencia podría llegar a su fin, lo que posibilitaría a ambos grupos ampliar su espectro de influencia.

El presidente Buteflika en una ceremonia oficial en Argelia.
El presidente Buteflika en una ceremonia oficial en Argelia.Imagen: picture-alliance/dpa

El verdadero enemigo

De ese modo, Buteflika sería presidente, y a su sombra, esas dos instituciones estatales podrían seguir moviendo los hilos del país. Una sombra que necesitan, explica el especialista en Argelia José Garçon en un análisis para el periódico L'Obsevateur du Maroc, ya que los dos grupos no pueden demostrar abiertamente su rivalidad. “Por eso se unen, para enfrentar a un enemigo común, que es el verdadero enemigo: una población que no se beneficia de la riqueza del país y en la que algunos sectores están a punto de levantarse contra el Gobierno”.

En esta situación, Buteflika tiene, además, otra ventaja de cara a las elecciones presidenciales: que es el rostro civil del poder y conjuga dos aspectos muy importantes para los argelinos: la seguridad y la economía. Ouaissa señala que se atribuye sobre todo al presidente el hecho de que en Argelia haya más seguridad, y que también se lo relaciona con la riqueza del país, a pesar de que es producto del fuerte aumento en el precio del petróleo, desde el año 2000. Una parte del dinero es distribuido entre la población, por ejemplo, en forma de préstamos sin intereses para jóvenes desempleados que quieran independizarse y crear su propia fuente de ingresos. Esas medidas les facilitan la vida a muchos, pero no afecta a las bases del poder del Estado. “Tenemos el régimen más corrupto desde la independencia de Argelia”, afirma Ouaissa. “Buteflika gobierna un país sin perspectivas, un país que no tiene ninguna posibilidad de éxito en la era de la globalización”.

Soldados argelinos controlan el yacimiento de gas de Tiguentourine.
Soldados argelinos controlan el yacimiento de gas de Tiguentourine.Imagen: picture-alliance/dpa