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Bayreuth 2013: Petrenko 4 - Castorf 0

María Santacecilia1 de agosto de 2013

La puesta en escena de El Anillo del nibelungo de Frank Castorf prometía polémica, pero la tormenta se quedó en aguacero. Público y crítica señalan un claro vencedor en esta Tetralogía: el director Kirill Petrenko.

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Imagen: Bayreuther Festspiele/Enrico Nawrath

La controversia venía alimentada por los propios medios de comunicación, que auguraban escándalo entre el supuestamente conservador público de Bayreuth ante la puesta en escena del enfant terrible Frank Castorf. Antes del estreno de “su” Tetralogía, Castorf fue entrevistado por los medios más importantes de Alemania. Concretamente, sus declaraciones para Spiegel, donde explicó su concepción escénica de la obra y reveló cómo había sido la relación con las hermanas Wagner, auguraban una tormenta que no ha llegado a producirse. Más bien fue un chaparrón.

Frank Castorf hizo gestos irrespetuosos al público de Bayreuth tras ser abucheado.
Frank Castorf hizo gestos irrespetuosos al público de Bayreuth tras ser abucheado.Imagen: picture-alliance/dpa

Ni Bayreuth es ya tan fiero como lo pintan, ni las ideas del director berlinés tan provocadoras. El intento de Castorf de trasladar la atemporal acción del Anillo al contexto de la sociedad capitalista dominada por el petróleo se quedó en una sucesión de guiños pop que, más que provocar, causaron indiferencia, hilaridad y, como mucho, impaciencia entre el público.

La crítica: a Castorf solo lo salva Der Spiegel

La crítica, en cambio, ha sido un poco más benevolente con él, aunque no le perdona su arrogancia sobre el escenario durante el impenitente abucheo que recibió cuando saludaba tras “El ocaso de los dioses”. Lejos de amilanarse, Castorf hizo varios gestos jactanciosos e irrespetuosos hacia el público. “Una pena”, dice el crítico de Der Spiegel, Werner Theurich, que salva el trabajo de Castorf, pero no su actitud. Theurich llega a calificar de “deslumbrante y conmovedora” la puesta en escena de la última jornada de la Tetralogía y desea que eso es lo que quede en la memoria del Anillo 2013 y no “las tonterías egocéntricas” del director.

Wall Street es el Walhalla, según Castorf, remontándose a una idea del propio Wolfgang Wagner en los años 60.
Wall Street es el Walhalla, según Castorf, remontándose a una idea del propio Wolfgang Wagner en los años 60.Imagen: Bayreuther Festspiele/Enrico Nawrath

El diario Süddeutsche Zeitung , por su parte, no es tan complaciente: “El ocaso de los dioses' fue consecuente con las inconsecuentes jornadas anteriores”, señala, calificando la actitud de Castorf como “provocación calculada”. “Ya tiene su escándalo”, escribe en Die Welt Lucas Wiegelmann, que opina que Castor no hace sino recoger lo sembrado y se refiere a su trabajo como “lleno de incoherencias”, acusándolo de haber hecho un “Anillo-patchwork” en lugar de una cosmogonía nórdica.

Kirill Petrenko, valor seguro

Quien no recibió tanta atención mediática antes del estreno fue el director Kirill Petrenko. Sin embargo, desde la primera representación quedó claro quién iba a ser el vencedor. Debutante en Bayreuth, Petrenko preparó concienzudamente su actuación en la Colina Verde, sabedor de que su éxito supondría, entre otras cosas, el preludio ideal a su nuevo cargo como sucesor de Kent Nagano al frente de Ópera Estatal de Baviera.

Dirigent Kirill Petrenko
Kirill Petrenko forma, junto a Thielemann y Nelsons, el "dream-team" de batutas en Bayreuth, según el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.Imagen: picture-alliance/dpa

Tras la primera representación del Anillo en Bayreuth, el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung le dedicó todo un artículo que alude a la “fiebre-Petrenko” existente en Múnich ante la llegada del nuevo maestro a la ciudad y se refiere a Christian Thielemann, que dirigió El holandés errante el día de la inauguración del Festival, Andris Nelsons, que hará Lohengrin, y al propio Petrenko, como un “dream-team” como no había habido en décadas en Bayreuth. Der Spiegel, por su parte, alaba también la dirección de Petrenko, ensalzando la admirable unidad entre orquesta y coro y la “majestuosidad” que el director imprimió a la música. Además de la crítica, Petrenko se ganó al público de Bayreuth, que valoró con ovaciones la labor del director.

Autora: María Santacecilia
Editor: Claudia Herrera Pahl