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América Latina sin Chávez

Evan Romero-Castillo6 de marzo de 2013

Como presidente de Venezuela, Hugo Chávez impulsó proyectos de cooperación e integración a escala latinoamericana. ¿Golpeará la muerte de este líder a los beneficiarios de sus gestos de solidaridad?

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Imagen: Reuters

El fallecimiento del presidente venezolano, Hugo Chávez, mantiene en vilo a los habitantes del país suramericano. El jefe de Estado tenía en sus manos todas las riendas de la vida nacional, aunque cuando su enfermedad pareció empeorar seriamente se ocupó de allanarle verbalmente el camino a uno de sus correligionarios, el vicepresidente, Nicolás Maduro, para que lo sucediera. De ahí la sensación de vacío e incertidumbre que ha dejado su muerte.

Por otro lado, considerando que su área de influencia trascendió las fronteras venezolanas, cabe preguntarse si la desaparición física de Chávez causará estragos también en otros países de América Latina y el Caribe. Deutsche Welle habló sobre este punto con especialistas de tres centros de investigación alemanes.

"Ocaso del chavismo"

"También Venezuela depende de Cuba para darle continuidad a programas sociales de gran relevancia para el chavismo."
"Venezuela depende de Cuba para continuar programas sociales del chavismo."Imagen: picture alliance/dpa

“Parte de la estrategia de política exterior de Hugo Chávez consistió en convertir a Venezuela en una fuente de financiamiento –prácticamente a fondo perdido– para sus aliados en América Latina. Por ejemplo, los recursos que Venezuela le proporciona a Cuba han ralentizado la transición política en la isla al permitir que el régimen castrista se mantenga a flote; algunos estiman que Caracas le otorga entre 2.250 y 4.500 millones de euros al año”, dice Manuel Silva-Ferrer, de la Universidad Libre de Berlín, en entrevista con DW.

“Ese es un subsidio muy superior al que Moscú le garantizaba a La Habana antes de que cayera el Muro de Berlín. Además, los recursos económicos otorgados por Chávez propiciaron la reelección de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua y le permitieron al mandatario boliviano, Evo Morales, llevar adelante proyectos que no habrían sido viables de otra manera; aunque es necesario aclarar que, en el caso boliviano, la ayuda financiera venezolana se mezcla con la cubana”, agrega este conocedor del acontecer latinoamericano.

No obstante, Silva-Ferrer desestima que la muerte de Chávez vaya a golpear seriamente a los beneficiarios de sus gestos de solidaridad. “El chavismo entró en declive antes de que se supiera que el presidente venezolano estaba enfermo. Puertas adentro, Chávez perdió una propuesta de reforma constitucional y, en términos numéricos, también perdió los últimos comicios legislativos; fue un tecnicismo lo que permitió que el partido de Gobierno tuviera muchos más diputados en el Parlamento venezolano que la oposición”, explica Silva-Ferrer.

“Y, a escala regional, la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, se desmarcó de Chávez tempranamente; el mandatario uruguayo, José Mujica, dijo en abril que ‘cuando Chávez pase' no habrá construido ‘ningún socialismo'; y su homólogo peruano, Ollanta Humala, enfatizó que no quiere seguir la senda trazada por Chávez. La prominencia que Chávez adquirió en América Latina y las pasiones que él despertó entre los intelectuales y activistas de los movimientos sociales se han disipado con relativa rapidez”, apunta el experto de Berlín.

¿Legado de bajo impacto?

“Chávez le puso un nuevo acento a la política exterior de Venezuela, atizando el debate en torno a la cooperación entre vecinos y prestando gran atención a lo simbólico. Como muestra, un botón: ese modelo de integración regional impulsado por Chávez conocido como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Otros ejemplos: sus programas de cooperación energética Petrosur, Petroandina y Petrocaribe, que fueron de gran ayuda para los países más pequeños del continente”, comenta Klaus Bodemer, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos (ILAS) de Hamburgo.

Petrosur es la alianza estratégica entre las compañías petroleras estatales de Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela; Petroandina reúne a los entes estatales petroleros y energéticos venezolanos con los de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú; y el acuerdo de cooperación encarnado por Petrocaribe permite que trece países antillanos compren hasta 185.000 barriles de crudo venezolano diarios en condiciones de pago preferencial. ¿Se puede decir que estas alianzas constituyen el aporte chavista a la integración regional?

Alexander Rommel, de la Universidad de Rostock, no lo cree: “En el marco de la ALBA, Chávez repartió petróleo a cambio de otros productos, pero, sobre todo, a cambio de respaldo político en el seno de las Naciones Unidas, cuando Venezuela ambicionaba obtener un puesto en el Consejo de Seguridad. Ese suministro de petróleo fue importante para los Estados receptores, pero tuvo muy poco impacto sobre el proceso de integración regional; ese intercambio entre Venezuela y países más pequeños tiene un carácter más bien bilateral”.

Según Rommel, el Estado cubano es el que más se ha beneficiado del suministro de petróleo venezolano. “Y eso seguirá siendo así mientras el partido de Chávez se mantenga en el poder, porque esas transacciones han sido avaladas a largo plazo por contratos estatales. Además, también Venezuela depende de Cuba para darle continuidad a programas sociales de gran relevancia para el chavismo. El Estado venezolano no puede sustituir fácilmente al personal médico cubano que lleva adelante proyectos como Barrio Adentro”, subraya Rommel.

"Chávez le puso un nuevo acento a la política exterior de Venezuela, atizando el debate en torno a la cooperación entre vecinos."
"Chávez le puso un nuevo acento a la política exterior de Venezuela, atizando el debate en torno a la cooperación entre vecinos."Imagen: Reuters

Hugo Chávez a la distancia

Bodemer coincide con el experto de Rostock sólo hasta cierto punto: “Económicamente, la creación de Petrocaribe fue muy buena para Cuba; una de las ventajas de ese proyecto fue que a La Habana se le permitió vender petróleo venezolano en el mercado internacional para obtener divisas. Por su parte, Cuba devolvió el favor enviando médicos y maestros a Venezuela”, señala el experto del ILAS. Pero Bodemer duda que ese intercambio se sostenga por mucho más tiempo sin el impulso que Chávez le dio.

A juicio de Bodemer, no es el Partido Socialista Unido de Venezuela el que se negará a prolongar los programas de cooperación iniciados por Chavez; son razones de política interior las que imposibilitarán su perpetuación. “Los ingresos petroleros venezolanos se han reducido y eso afectará la continuidad de ciertos proyectos, el endeudamiento de Venezuela creció durante sus periodos de bonanza petrolera y los problemas socioeconómicos del país se han agravado notablemente”, sostiene Bodemer.

“El influjo de Venezuela sobre Ecuador y Bolivia se hizo notar durante algún tiempo, pero éste se ha debilitado. Caracas negoció grandes proyectos de cooperación con Brasilia que, al final, sólo se consumaron parcialmente. Y las otras ideas de Chávez para fomentar la integración continental nunca se consolidaron. Desde la distancia, ahora que las aguas se han aquietado un poco en América Latina, la influencia que la Venezuela de Chávez ejerció sobre la región parece ser muy pequeña”, dice Rommel.

Hugo Chávez dejó una huella en la historia reciente de América Latina, eso es indiscutible; es la profundidad de esa impronta lo que promete seguir siendo objeto de intenso debate en el futuro.

Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Rosa Muñoz Lima

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