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América Latina en la vorágine de la crisis

29 de marzo de 2009

La crisis económica y financiera llegó a América Latina. Aún a fines de 2008, muchos gobiernos creían que quedaría limitada a los países industrializados. Ahora está claro que la recesión no esquivará a la región.

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Imagen: AP/NASA

Rápidamente se están implementando programas para aumentar la demanda y por otro lado se ahorra todo lo que se puede en gastos a los que se puede renunciar, para no desequilibrar demasiado los presupuestos. No obstante, para 2009 se cuenta con un crecimiento cero y un aumento del número de pobres en hasta seis millones.

Una disminución de los ingresos de divisas por exportaciones como consecuencia de la caída de los precios de las materias primas, el petróleo y los productos agrícolas, la fuga de capitales y una dramática reducción de las remesas, de entre el 11 y el 13 por ciento según el BID, sacuden a las economías de la región.

En las principales economías latinoamericanas se cuenta con una reducción de las tasas de crecimiento en 2009. Cero por ciento para toda la región pronostica incluso el Banco Mundial. Solamente en Perú se cree posible un pequeño crecimiento, luego del 10 por ciento de 2008.

No obstante, las perspectivas de superar las turbulencias producidas por la crisis mejor que en décadas pasadas son reales. ¿Qué factores contribuyen a ello? El Dr. Hartmut Sangmeister, profesor de economía de la Universidad de Heidelberg, especialista en América Latina, dice:

Prof. Dr. Hartmut Sangmeister
Prof. Dr. Hartmut Sangmeister.Imagen: Evan Romero-Castillo

“Las condiciones no son sólo mejores que hace algunas décadas, sino incluso yo diría que mucho mejores. Varios países han acumulado reservas de divisas provenientes del auge de las exportaciones en los últimos años. Y esas reservas ayudan ahora mucho para frenar por lo menos la caída de las monedas nacionales. Brasil, por ejemplo, ya ha empleado gran parte de sus reservas para apoyar el real. (…) Chile, durante largo tiempo país modelo en la región, creó en los buenos tiempos un fondo de estabilización y lo utiliza ahora para apoyar la coyuntura. Segundo punto, esencial: la consolidación presupuestaria ha hecho grandes avances en toda la región, de tal forma que los programas de gastos que se están implementando en prácticamente en todos los países para sostener la coyuntura económica no terminarán con una bancarrota del Estado.”

¿Crisis? ¿Cuál crisis?

Aún en septiembre de 2008, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, había respondido a preguntas de periodistas acerca de las consecuencias de la crisis financiera y económica con una contrapregunta retórica: ¿Crisis? ¿Cuál crisis?

Sólo algunas semanas más tarde, en una cumbre del G-20, al cual pertenecen también Argentina, Brasil y México, convocada urgentemente por la crisis, Lula adoptó un punto de vista más realista, al constatar que los mercados financieros globales habían colapsado y que, como consecuencia de ello, también pronto la economía real y el comercio entrarían en recesión.

En lugar de esperar ayuda de los países industrializados, ellos mismos agobiados por la crisis, muchos Gobiernos latinoamericanos implementan ahora urgentemente programas keynesianos para aumentar la demanda. También ofertas de ayuda del FMI, hasta hace poco odiado en muchos países, son nuevamente bienvenidas.

El Gobierno argentino aprobó un paquete de ayudas que prevé, entre otras cosas, inversiones en infraestructura por un volumen de 32.000 millones de dólares, una reducción de las detracciones al trigo y el maíz, créditos baratos para pequeñas empresas y hogares y un pago único de 200 pesos para jubilados y trabajadores con muy bajos ingresos.

En Brasil se quiere impulsar la demanda en el mercado nacional con exenciones impositivas por un volumen de casi 4.000 millones de dólares. Además fueron reducidas las tasas de interés guía y al banco nacional de desarrollo BNDES se le han inyectado considerables fondos para que pueda apoyar las exportaciones.

Los Gobiernos de Perú y México anunciaron programas por volúmenes de 12.500 y 3.000 millones de dólares respectivamente, que en gran parte serán destinados a financiar proyectos públicos de infraestructura.

Venezuela anunció un aumento del IVA del 9 % al 12 %, un aumento del sueldo mínimo y una reducción del presupuesto del 6,7 %. Además, el presupuesto 2009 estará basado en un precio del petróleo de 40 dólares por barril y no de 60, como en 2008.

“La unidad existe sólo sobre el papel”

No obstante, una acción concertada de los Gobiernos latinoamericanos para salirle juntos a la crisis, no se ve por ahora. ¿Por qué?

“Para ello, los intereses de los Gobiernos latinoamericanos son demasiado diferentes. La crisis no afecta a todos los países de igual forma. Particularmente los países que exportan materias primas y bienes agrícolas, como Brasil, Argentina, pero también otros, sufren por la caída de los precios de esos productos en los mercados mundiales. Debido a ello bajan los ingresos por concepto de detracciones, etc., mientras que otros países se ven afectados sobre todo por las consecuencias financieras. En tanto no exista un denominador común de intereses, una acción coordinada es poco probable, más teniendo en cuenta que la unidad política existe solamente sobre el papel. Ni en el Mercosur, ni en el ALBA ni en otros proyectos latinoamericanos de integración reina una armonía particularmente grande.”

Al final serán sobre todo los pobres los que más paguen el precio de la crisis. ¿Qué hacen los Gobiernos latinoamericanos para frenar esa nueva pauperización?

Prof. Sangmeister: “Relativamente poco. Por lo que sé, Brasil, que durante los Gobiernos de Lula implementó ejemplares programas sociales, no hará recortes. Pero el problema es que la masiva reducción de puestos de trabajo afectará sobre todo a los pobres. Los puestos de trabajo que se pierdan serán sobre todo los que exigen escasas cualificaciones. Y si vuelve a aumentar la tasa de inflación, ello afectará sobre todo a los pobres, que son los que menos pueden protegerse del aumento de precios.”

Los éxitos en la reducción de la pobreza, logrados en los últimos cinco años de crecimiento económico, serán anulados probablemente por la crisis. El número de pobres en América Latina amenaza aumentar en otros seis millones, según los pronósticos del Banco Mundial. Una cifra que parece relativamente menor en vista de los 180 millones de pobres en la región. No obstante, volver los niveles de antes de la crisis puede llevar varios años, siempre y cuando se registre un nuevo crecimiento sostenido. A la década perdida por malas políticas le sigue ahora un quinquenio perdido como consecuencia de una crisis que no tuvo su origen en la región. América Latina no se lo merece.

Autor: Pablo Kummetz

Editora: Claudia Herrera-Pahl