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Afganistán: los electores son los ganadores

Florian Weigand (VC)5 de abril de 2014

Tras la masiva votación en las presidenciales, la comunidad internacional deberá garantizar rápidamente más ayuda al desarrollo a fin de apoyar el deseo de democratización de los afganos, dice Florian Weigand, de DW.

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Imagen: DW/Q.Wafa

El recuento de los votos aún llevará tiempo, no obstante, el ganador de los comicios ya está decidido: el elector afgano. Pese a todas las amenazas de los talibanes de perpetrar atentados, los afganos hicieron largas filas frente a los locales electorales para ejercer su voto. Incontables posts en Facebook y Twitter muestran a hombres y mujeres de todas las etnias, que presentan orgullosamente una foto suya al momento de votar. Debido a la amplia participación electoral, el horario de apertura de los centros de votación hasta fue prolongado por una hora.

Sin lugar a dudas, habrá fraude. En los próximos días, se darán a conocer sus dimensiones. Aún así, debemos constatar una cosa: la democracia es posible en Afganistán. Con ello, la comunidad internacional ha alcanzado parcialmente una importante meta que se propuso hace 12 años. Este paso no se debe subestimar y menos en una sociedad que nunca antes ha vivido un cambio de gobierno democrático.

Florian Weigand es jefe de la redacción pashto/dari de Deutsche Welle.
Florian Weigand es jefe de la redacción pashto/dari de Deutsche Welle.Imagen: DW/P. Henriksen

Los talibanes son los perdedores de las elecciones. A pesar de la retórica del terrorismo y de ataques aislados en las provincias, no han conseguido obstruir los comicios. Si bien en el futuro no habrá solución a los conflictos en Afganistán sin los talibanes, éstos han perdido su reputación de ser un movimiento que cuenta con un amplio apoyo de la población afgana.

Aprovechar el momento

Occidente, que desilusionado, por no decir frustrado, ya casi había apartado su mirada de Afganistán, deberá ahora dirigir su mirada hacia los millones de personas que esperaron pacientemente bajo la lluvia y el frío para depositar su voto. Ellos merecen nuestra ayuda, aún después del retiro de las tropas de ISAF a finales del año. Si Occidente realmente está interesado en estabilizar el país de forma duradera, deberá aprovechar el momento y garantizar rápidamente ayuda al desarrollo.

Los retos que aguardan al sucesor de Hamid Karzai son enormes: la corrupción, pobreza, seguridad, los derechos de las mujeres y el desarrollo económico son problemas que siguen sin resolverse. Sin embargo, hay señales alentadoras. Anshraf Ghani, exmiembro del Banco Mundial y uno de los candidatos más prometedores, hace campaña con un programa de lucha contra la pobreza. Su contrincante Abdullah Abdullah con el Estado de derecho.

Los afganos hicieron largas filasfrente a los locales electorales.
Los afganos hicieron largas filasfrente a los locales electorales.Imagen: DW/Q.Wafa

El candidato Salmai Rassul, por su parte, ha nombrado a una mujer como su sustituta. La gobernadora provincial Jabiba Sarabi es hasta ahora la única mujer con experiencia de gobierno. En parte, también gracias a ella muchas personas acudieron a las urnas. Hasta en regiones conservadoras en la frontera con Pakistán o en el sur, en Kandahar, muchas mujeres hicieron uso de su derecho al voto.

Hacia una segunda vuelta

Probablemente no habrá un ganador claro en estas elecciones, por lo que será necesaria una segunda vuelta. Se deberán crear alianzas. Los “warlords” o señores de la guerra, entre ellos conocidos criminales de guerra, siguen ostentando mucho poder y presentarán exigencias.

Asimismo, los tres candidatos más fuertes han anunciado que, en caso de conseguir la victoria, firmarán un acuerdo de seguridad con Estados Unidos, que Karzai hasta ahora había rechazado. Este acuerdo garantiza la permanencia de una misión de la OTAN a partir de 2015 para adiestrar y apoyar a las fuerzas de seguridad afganas. Al mismo tiempo, los candidatos buscarán el diálogo con los talibanes, que desde hace 11 años vienen luchando precisamente contra esas tropas extranjeras.

Florian Weigand es jefe de la redacción pashto/dari de Deutsche Welle.