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2006: Epicentro en el Medio Oriente

Emilia Rojas Sasse29 de diciembre de 2006

Plagado de conflictos estuvo el 2006 en el terreno internacional. Y la mayoría de ellos tuvo su epicentro en el Medio Oriente que, por lo mismo, es la región protagonista de nuestro recuento del año.

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Con el Corán en alto, musulmanes protestan contra las caricaturas de Mahoma.
Con el Corán en alto, musulmanes protestan contra las caricaturas de Mahoma.Imagen: AP

Apenas comenzaba a despuntar enero cuando un derrame cerebral acabó con la vida política del hasta entonces primer ministro de Israel, Ariel Sharon, quien permanece desde entonces postrado en estado de coma. Ehud Olmert, quien tomó su relevo primero en forma interina y luego definitiva, ha tenido que enfrentar desde entonces más de una crisis.

Palestinos celebran en triunfo de Hamás, el 26 de enero.
Palestinos celebran en triunfo de Hamás, el 26 de enero.Imagen: AP

La primera estalló ya a los pocos días, con la victoria electoral del movimiento radical islámico Hamás en las elecciones parlamentarias palestinas, el 25 de enero. El terremoto político causado por dicho resultado electoral tuvo réplicas en el mundo entero. Occidente cortó el diálogo y la Unión Europea fue clara en imponer condiciones básicas para reanudar la asistencia a los palestinos: que el gobierno de Hamás renunciara a la violencia y reconociera el derecho a la existencia del Estado de Israel.

Pese a los intentos por llegar a un acuerdo entre las facciones palestinas para formar un gobierno de unidad nacional, nada se logró. Por el contrario: las tensiones derivaron en violentos enfrentamientos entre Hamás y Fatah, el bando moderado al que pertenece el presidente Mahmud Abbas, a quien Occidente considera de momento su único interlocutor palestino.

La guerra del Líbano

Un ataque israelí contra Beirut.
Un ataque israelí contra Beirut.Imagen: AP

Para Israel, entretanto, el frente palestino no fue el único en que combatió este año. Un incidente armado con milicias de Hezbollá, que secuestraron a dos soldados israelíes, dio pie al gobierno de Olmert para lanzar una fuerte ofensiva militar contra el Líbano, desde donde operan los milicianos pro-chiítas. Tales fueron las dimensiones de los bombardeos contra la infraestructura libanesa y la propia capital, Beirut, que la comunidad internacional no pudo menos que tomar cartas en el asunto, pese a la resistencia inicial sobre todo de Estados Unidos, celoso guardián del derecho de Israel a defenderse. Un acuerdo internacional para enviar más tropas al Líbano puso fin por el momento a las hostilidades.

Choque de culturas

Desde comienzos del año brotó también otra pugna latente desde hace tiempo: el temido enfrentamiento entre la cultura occidental y la musulmana se hizo inquietantemente perceptible a fines de enero, cuando a raíz de la publicación de caricaturas de Mahoma en un diario danés se desencadenaron violentas protestas en el mundo musulmán. Ciertamente, la imagen del profeta islámico con una bomba en el turbante causó indignación en muchos creyentes, que la interpretaron como una grave ofensa a su religión. Una religión que, por otra parte, no admite la representación grafica de Mahoma.

Papst Benedikt XVI in der Türkei Kuss mit Patriarch Bartholomäus I
El Papa Benedicto XVI y el Patriarco ortodoxo Bartolomeo I.Imagen: AP

Mientras en los países musulmanes se manifestaba una masiva indignación, en Europa arreciaba el debate sobre la libertad de expresión y los límites que la responsabilidad impone a los medios de comunicación. La tensión alcanzó meses más tarde otro clímax cuando el Papa, de visita en su Baviera natal, pronunció una conferencia en la que incluyó una desafortunada cita de un emperador bizantino sobre el Islam, por cierto nada halagüeña. Bastante trabajo le costó a Benedicto XVI convencer a los musulmanes de que su intención no había sido ofender y que en modo alguno compartía las opiniones del citado emperador, Manuel el Paleólogo. Finalmente la tensión amainó y el viaje del Pontífice a Turquía en noviembre fue evaluado como todo un éxito, sobre todo por el ambiente de cordialidad que imperó.

La interminable historia iraquí

USA Irak Report George Bush mit James Baker
Bush recibe el balde de agua helada del informe Baker-Hamilton.Imagen: AP

La crisis de Irak, en cambio, no tiene visos de solución. El año termina allí como empezó: con un panorama desastroso, marcado por los continuos ataques y atentados que prácticamente a diario cobran decenas de víctimas. Ante la sangría humana y financiera que está suponiendo para Estados Unidos la intervención en Irak, la opinión pública estadounidense le pasó la cuenta al gobierno en las elecciones parlamentarias de noviembre. Y el que tuvo que pagar en primer lugar los platos rotos fue uno de los principales protagonistas de la aventura iraquí, el ministro de Defensa, Donald Rumsfeld, quien abandonó el cargo.

El propio presidente estadounidense, George W. Bush, ha tenido que admitir que las cosas no marchan como él hubiera querido en Irak. Pero eso no implica que piense en enmendar el rumbo, ni seguir los consejos de la comisión liderada por James Baker -antiguo secretario de Estado- en cuanto a reducir la presencia militar en ese país e intentar involucrar a Siria e Irán en la búsqueda de una solución. Las perspectivas no son alentadoras. Por el contrario: se teme que la condena a muerte de Saddam Hussein eche aún más carbón a esta hoguera.

El póquer nuclear

Exil-Iraner fordern Sanktionen gegen Teheran
Iraníes exiliados exigen sanciones contra Teherán.Imagen: picture-alliance / dpa

Irán, entretanto, ha mantenido su actitud provocadora en el plano ideológico, que culminó con la celebración de un congreso internacional destinado básicamente a negar el Holocausto en diciembre. Igualmente siguió dando dolores de cabeza durante todo el año a la comunidad internacional con sus planes nucleares que, según Estados Unidos y otros, apunta a la fabricación de la bomba atómica. Teherán niega rotundamente tener tales propósitos, pero igualmente se resiste a aceptar las demandas de poner fin al proceso de enriquecimiento de uranio, pese a todos los esfuerzos emprendidos primero por París, Berlín y Londres, y luego por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania. Ante las discrepancias sobre las represalias que se debería adoptar, sólo hubo acuerdo en torno a sanciones relativamente tibias, consistentes en la prohibición de vender tecnología de potencial uso nuclear a Irán.

India, que sí es una potencia atómica consumada, logró en cambio llegar a un acuerdo con Estados Unidos en marzo, en virtud del cual podrá tener acceso a tecnología nuclear occidental. Por su parte Corea del Norte, que anunció con bombos y platillos que había llevado a cabo con éxito un ensayo nuclear, despertó más escepticismo que temor en la comunidad internacional. Muchos prefieren creer que se trata más bien de una bravata de la dictadura de Pyongyang, con la que tampoco se logra avanzar por la vía del diálogo multilateral. El año que viene quizá sepamos más.